Di Benedetto, sus días, sus noches, sus siestas. Y sus fantasmas, resume claramente la idea pergeñada por Rodolfo Braceli: “Mostrar cómo era este personaje, más acá y más allá de su obra”. El enigma de una vida silenciosa, los temores, su padecimiento y la riqueza de su prosa, se resolverán hoy en una “conferencia teatralizada”, que es parte de las actividades pensadas para la Feria del Libro 2006. En ella, Braceli y Juan Leyrado, quien sumará su interpretación a los relatos del escritor mendocino, se complementarán en escena para mostrar aspectos claves de la vida del creador de Zama.
A pesar de algunos contratiempos, Protagonistas pudo encontrarse con el periodista y el actor en el hall del teatro Independencia y concretó una entrevista que, aunque breve, trajo a colación interesantes reflexiones. ¿En qué se basa el rótulo “conferencia teatralizada”? Rodolfo Braceli: Se trata de dar un leve movimiento a la palabra quieta, no sólo hablar sobre la obra de un personaje, sino mostrar vivamente cómo era.
Los escritos de este autor son de difícil lectura, por ello elegí un modo accesible de mostrarlos, encontrando en su vida cotidiana, las claves de su literatura. ¿Cuál fue tu relación con este escritor? R.B.:Compartí siete años con él en la redacción del diario Los Andes y descubrí a un amigo con el que también tuve desavenencias. Fijate que recuperamos el diálogo cuando Antonio fue encarcelado durante la dictadura militar de 1976, momento en que nos unimos por un mismo sentir: mientras él estaba preso adentro, yo lo estaba afuera.
¿Cómo lo recordás? R.B.: Si tuviera que sintetizarlo, te diría que era un relojero fervoroso y minucioso, un ingeniero, por sus estructuras, y sobre todo, un ajedrecista que calculaba lo que pensaba el otro. Así era en la vida y la escritura. ¿Qué es lo que te proponés rescatar? R.B.: Di Benedetto narró las facetas de su vida en todos sus relatos, por lo que propongo sacar al personaje de sus libros para luego invitar a volver a ellos. Porque, por otro lado, estoy hablando de un escritor de gran nivel.
No olvidemos que sus obras son totalmente comparables con las de Jean Paul Sartre o Albert Camus. Y para ello, el rol de Leyrado es fundamental… R.B.:Es un eslabón, no el perdido, el encontrado… ¿Juan, cómo asumiste este personaje? J.L.: Soy sólo un vínculo entre el poeta y el público. Yo me posiciono en el centro de la escena y me dejo perforar y transitar por las distintas facetas de Di Benedetto, poniendo lo que yo percibo de ese autor. Me gusta transitar el escenario, me siento bien en él sea cual fuere la empresa que me proponga y con el paso de los años he sumado a mi mochila algunas herramientas.
El tema de jugar a través de la palabra de Di Benedetto, como de otros escritores, me interesa mucho y en esto yo soy el primer espectador de mi trabajo. ¿Por dónde va tu inspiración? Juan Leyrado: Por la necesidad de revalorizar la palabra, de llamar la atención a las nuevas generaciones sobre la existencia de puntos de contacto con obras como la de Di Benedetto. Creo en el hecho de traer al aquí y ahora, de manera lúdica y poética, la obra de aquéllos que han contado mucho y que todavía tienen cosas para decir.