Las idas y vueltas desde el año pasado con el proyecto de presupuesto 2020 han dejado en evidencia las internas políticas, tanto en la oposición local como en el oficialismo. Pues bien, se producen marchas y contramarchas permanentes para definir cómo negociar una iniciativa clave para el funcionamiento de una gestión, mientras se esperan respuestas concretas.
Y ahí estuvo el punto central: la tensión permanente, los revanchismos y la falta de un debate profundo pero sin grandes dilaciones.
Así, una vez más, frente a la ciudadanía, que aguarda soluciones rápidas y de acuerdo con las necesidades más acuciantes, se ponen sobre la mesa las dificultades para avanzar hacia un mismo objetivo, ya que reflotan las rencillas, las chicanas, los banderíos y las pujas de poder puertas adentro.
Sin dudas, la población, que siente tan distante la discusión de los números, espera gestos acordes a las realidades y demandas más importantes.