Cuando se habla de los efectos del calentamiento global y el cambio climático, normalmente se hace referencia a la subida del nivel del mar probada por el deshielo polar.

Es cierto que es una consecuencia que ya se está produciendo. Lo que no sabíamos o no se había confirmado es que habrá mares que no sólo no suben sino que desaparecen.

Es el caso del Mar Caspio, que se evapora a un ritmo de casi 7 cm al año. Cierto, es un mar interior, por lo que el deshielo polar no le afecta en lo más mínimo. No obstante, sí que recibe agua de diversos afluentes, algo que en teoría debería impedir que su nivel decrezca.

Aunque puede parecer que 7 cm no es nada, la orografía del terreno hace que sea mucho. Hay que tener en cuenta que el retroceso de 7 cm en vertical puede hacer que a la hora de la verdad la línea costera retroceda varios metros en apenas una década. Eso puede crear problemas muy serios en comunidades que viven de la actividad pesquera o portuaria.

La comunidad científica ya sospechaba de anomalías en cuanto al caudal del Caspio. Las imágenes tomadas por satélites muestran fluctuaciones en su nivel desde hace casi dos décadas, aunque no ha sido hasta ahora cuando se han podido confirmar las peores noticias: el agua que llega al Caspio no es suficiente para confirmar la que se pierde por la evaporación.

Esto ocurre por dos motivos: el primero y principal es que debido a la subida de las temperaturas su agua se evapora en mayor cantidad y más rápidamente de lo normal. El segundo es que, debido a la sobreexplotación de los acuíferos y también al intenso calor que azota la zona, los afluentes llevan cada vez menos litros de agua hasta el mayor mar interior del mundo.

No es la primera vez que el Caspio atraviesa momentos delicados. Fue en los años 70 cuando alcanzó su mínimo histórico, aunque quizás en aquel momento fue por motivos que nada poco tienen que ver con el calentamiento global y más relacionados con la acción humana.

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