Que yo tenga memoria, escucho hablar de la reforma política desde los tiempos de Pericles que fue el griego que inventó la democracia. Pero, bueno, como dice el refrán: a cada Alsogaray le llega su San Martín, así que puede ser que ahora se dé. Es necesario modificar algunos asuntos relacionados con la política. Ese asunto de las listas sábanas tiene que terminarse de una buena vez. Porque la mayoría de los que vamos a votar no tenemos la menor idea del 90 por ciento del voto que emitimos.

    Sabemos lo de gobernador, vice, lo de intendente y lo de algunos legisladores nacionales, pero los demás nombres, ni siquiera son leídos. Resulta que uno vota a dos tipos, y por la ranura de la urna se cuelan unos treinta candidatos más de los que el votante no tiene la menor idea. También podría encararse el voto electrónico. Pero, eso sí, que no voten los pibes, porque te agarran la computadora, entran a chatear y puede haber mesas que cierren el martes. Otras de las cosas que podrían reglamentarse son las encuestas. Por ejemplo, las encuestas en boca de urna.

    También podría ser que no se vote en las escuelas, para darle un ámbito mucho más acorde podría votarse en las comisarías o en los centros de salud, donde se le podría dar apoyo sicológico a cada uno de los votantes. Sería aconsejable que cada departamento tuviera, al menos, un representante en la legislatura y, de ser posible, que viviera en ese departamento, no como algunos, quienes representan a un departamento y viven en otro. ¿No podría incluir la reforma política una cláusula que impida que en la política intervengan los políticos?