Hay cosas que no se entienden bien de este país, por ejemplo, ¿por qué el Gobierno no hace nada para que venga un poco de frío si tenemos en cuenta que, tanto la presidenta en ejercicio, como el presidente en casi ejercicio son de la Patagonia, donde el frío manda? ¿Por qué los gordos de la CGT no se ponen a dieta como los jubilados? ¿ Por qué está la exposición de Palermo si el goleador es Germán Denis, el hermano de Sergio Denis? ¿Por qué todavía no se sabe nada de la valija que vino de Venezuela? Son muchos interrogantes. El último año el país sufrió un proceso inflacionario intenso.

    La inflación es pagar los precios del año que viene con el sueldo del año pasado. Según las cifras del INDEC, un organismo que está más cuestionado que Rico acá en Mendoza. La inflación total del año pasado es de 8,5%, pero a uno le da la sensación de que ha sido mucho más. La plata no les alcanza a los argentinos, porque todo se mueve para arriba, lo único que permanece estable es lo que cobramos y, sin embargo, se gastó 30% más que el otro año en la celebración de Navidad.

    Gastamos 25% más que el otro año, los Reyes Magos, para cumplir con los pedidos, y en las zonas de veraneo no conseguís un alojamiento ni aunque te llevés la carpa. Las carpas ya te las venden con otros veraneantes adentro. En Mar del plata, hay tanta gente que dice que es muy difícil encontrar el agua. Hay gente que se baña en otra gente y eso no produce ningún tipo de alivio al calor. En Villa Gessell, es tanto el despelote de tránsito que la municipalidad ha prohibido que los peatones anden caminando por la calle.

    Pinamar, Cariló y Mar de las Pampas están lleno de políticos, pero bueno, se sabe que ellos cuentan, además de con el sueldo, con gastos reservados, reservados para estas circunstancias. Pero no solamente sucede esto en las playas de nuestro país, también hay invasión de argentinos en el extranjero, en Uruguay, en Brasil, en Chile. Muchos más que los años anteriores. Entonces, no se entiende bien, o será que tenía razón el Carlitos, el riojano, cuando decía: “Estamos mal pero vamos bien”.