Las posturas, atrincheradas en torno a los subsidios y aranceles agrícolas y a la apertura de mercados, frustraron los esfuerzos del llamado G-6 (Australia, Brasil, EEUU, India, Japón y la Unión Europea) de sellar un acuerdo de liberalización comercial el 31 de diciembre, en la ronda de Doha. El objetivo de las negociaciones, iniciadas en el 2001 dentro de la Organización Mundial de Comercio (OMC), era reducir los aranceles y subsidios agrícolas, así como ampliar el acceso de los bienes y servicios en el mercado internacional.

       Pero los subsidios agrícolas, que constituyen un asunto político muy sensible en Estados Unidos –máxime en un año electoral– y en los demás miembros del G-6, volvieron a estancar las negociaciones. Aunque la ronda de Doha no está enterrada definitivamente, por ahora las conversaciones se han suspendido, lo que ha caído como un balde de agua fría en el sector empresarial de ese país. Funcionarios de alto rango del Gobierno, líderes demócratas y republicanos del Senado, grupos empresariales y analistas políticos coincidieron en que el fracaso del encuentro ministerial en Ginebra significa, sobre todo, un revés para la eliminación de las barreras comerciales.