La segunda huelga general contra el gobierno de Mariano Rajoy en ocho meses, convocada por sus drásticos recortes en una España asfixiada por la crisis económica, obtuvo hoy un “seguimiento masivo”, según los sindicatos. La jornada, que culminó con una gran manifestación en Madrid, acabó con graves disturbios en la capital española.

Policías y manifestantes se enfrentaron por la noche en Madrid en una batalla campal en las inmediaciones del Congreso de los Diputados, donde se congregaron miles de personas para una vigilia hasta la mañana del jueves tras una multitudinaria manifestación de los sindicatos, acto central del día.

Las fuerzas de seguridad cargaron con botes de humo y pelotas de goma contra manifestantes que les lanzaban piedras, botellas y otros objetos. Contenedores, papeleras y un vehículo ardieron en la zona y los bomberos tuvieron que intervenir. Los distubios se extendieron hasta las inmediaciones de la estación de Atocha. Hubo barricadas con contenedores ardiendo, destrozo de escaparates de comercios, marquesinas de autobuses y mobiliario urbano, además de lanzamientos de bengalas y petardos.

A lo largo de la jornada de huelga, las fuerzas de seguridad detuvieron a 142 personas, según el balance hecho por el Ministerio del Interior por la noche. Los heridos podrían ascender al centenar.

Durante el día, la policía ya había cargado en varias ocasiones contra huelguistas en Madrid, en la Gran Vía y en la Plaza de Cibeles, donde se concentraron varios centenares de sindicalistas, estudiantes y miembros del “movimiento de los indignados”, si bien hasta la noche no se habían registrado incidentes graves.

También en Barcelona hubo disturbios. Un grupo de manifestantes lanzó objetos contra las fuerzas de seguridad y quemó dos automóviles de policía. Los agentes respondieron con cargas. En el Palau de la Música, un grupo causó destrozos lanzando jardineras contra la fachada y rompiendo los cristales de las puertas.

Los dos grandes sindicatos, Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), proclamaron el “éxito” de la huelga general. Un 76,7 por ciento de los trabajadores, casi 9,2 millones de asalariados, secundaron el paro en un país que tiene ya casi 5,8 millones de desempleados y supera, por primera vez en su historia democrática, la tasa del 25 por ciento de la población activa.

La gran industria paró de forma masiva. El seguimiento fue también muy alto en el transporte, pero se respetaron los servicios mínimos. Hubo cancelaciones de vuelos y retrasos en aviones que despegaron, vagones a rebosar en los metros de Madrid y Barcelona y andenes llenos en las estaciones de ferrocarril de cercanías.

El impacto fue también amplio en el sector de la construcción. El seguimiento en el comercio, sin embargo, fue desigual, en función de las ciudades y hasta de los barrios. Las grandes cadenas comerciales abrieron en algunos casos las puertas de sus establecimientos bajo protección policial. En la banca tuvo poco impacto. El Partido Socialista (PSOE), el principal de la oposición, y otras fuerzas parlamentarias de izquierda apoyaron la huelga.

“Estamos profundamente agradecidos a los trabajadores que han seguido la huelga, en una situación tan difícil, con casi seis millones de desempleados. Exigimos un cambio rotundo de las políticas del gobierno, si no nos llevarán al precipicio”, manifestó el líder de UGT, Cándido Méndez.

Nunca antes un mismo gobierno había sufrido en España dos huelgas generales de 24 horas. La primera a la que se enfrentó Rajoy fue la del 29 de marzo contra su controvertida reforma laboral. Aquella, sin embargo, tuvo mayor seguimiento que la de hoy: la respaldaron casi 10,5 millones de trabajadores.

El paro en España coincidió con otra huelga general en Portugal y con protestas y movilizaciones en otros países de la Unión Europea (UE) contra las políticas de austeridad imperantes. Durante la jornada de huelga hubo un centenar de manifestaciones en toda España.

Los sindicatos, a los que se unieron 150 organizaciones sociales en la convocatoria de esta huelga, exigen a Rajoy un referéndum sobre sus políticas de austeridad, que en 11 meses de mandato suman ya miles de millones de euros en ajustes cuyos efectos se notan en pilares básicos del Estado del bienestar como la educación y la sanidad. “No se puede gobernar permanentemente de espaldas a la ciudadanía ni con un programa con el que no te presentaste a las elecciones”, manifestó el líder de CCOO, Ignacio Fernández Toxo.

El Ejecutivo consevador de Rajoy asegura no obstante que mantendrá el rumbo. “La hoja de ruta del gobierno es la única alternativa posible”, manifestó el ministro de Economía, Luis de Guindos. La huelga “no es el camino adecuado para reducir la incertidumbre”, dijo.