CIUDAD DEL VATICANO (EFE). El papa Benedicto XVI denunció ayer el escándalo del hambre y del gasto militar que vive el mundo actual, en un discurso el que ha exigido eliminar las disfunciones de la economía mundial para poder aliviar las penas de los más pobres. Las denuncias del Pontífice están contenidas en el discurso de seis páginas que ayer dirigió a los embajadores acreditados en El Vaticano, con quienes, como es tradicional a principios de año, ha repasado la situación internacional y ha expresado las prioridades de la Iglesia católica.

   “Se trata de una ocasión para consolidar nuestra esperanza y para comprometernos aún más con el servicio de la paz y del desarrollo de las personas y de los pueblos”, dijo Benedicto XVI antes de empezar ese repaso, el que comenzó con las “cuestiones esenciales”. “¿Cómo no pensar en los millones de personas, especialmente mujeres y niños, que carecen de agua, comida y vivienda”, se preguntó el Papa, para después calificar de “escándalo” el hambre existente en el mundo y “que tiende a agravarse”.

   “Es inaceptable, en un mundo que dispone de bienes, de conocimientos y de medios para subsanarlo”, aseguró Joseph Ratzinger, para quien esa situación debe impulsar a cambiar los modos de vida y eliminar, de manera urgente,“las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial”. Ese cambio incluye “corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente y un desarrollo humano integral para hoy y, sobre todo, para el futuro”, según el Papa.