El papa Benedicto XVI aceptó ayer la renuncia de monseñor Joaquín Piña al gobierno pastoral de la diócesis misionera de Puerto Iguazú y designó en su remplazo al sacerdote cordobés Marcelo Martorell, quien dijo ser amigo del fallecido empresario telepostal Alfredo Yabrán.

    El cambio se produce en medio de una fuerte polémica entre el Gobierno y la Iglesia por la candidatura del prelado a primer convencional constituyente por el frente opositor a la reforma de la Carta Magna provincial que impulsa el gobernador de Misiones, Carlos Rovira, para habilitar la reelección indefinida.

    La decisión se conoció simultáneamente en Roma y Buenos Aires, aquí fue a través de la agencia católica AICA. Piña deja la diócesis tras 20 años de gestión y con una suerte de “intervención eclesiástica”, ya que el Papa dispuso, además, que hasta que asuma Martorell la diócesis esté bajo la administración apostólica del arzobispo de Corrientes, monseñor Domingo Castagna, cuando es de práctica que continúe el diocesano.

    El jesuita, de 76 años, presentó su renuncia el 25 de mayo del 2005 al alcanzar el límite de edad que establece el Código de Derecho Canónico, pero fuentes eclesiásticas dijeron a DYN que su salida se precipitó por “gestiones especiales” del Gobierno nacional ante la Santa Sede.

    No obstante, Piña quitó, en un breve diálogo con DYN, importancia a la confirmación de su renuncia: “Me dará más libertad de acción para luchar contra los corruptos que intentan avasallar la democracia y convertir a la provincia en un feudo”, advirtió. Hace una semana, el presidente Néstor Kirchner respaldó en forma personal el intento reeleccionista de Rovira, con una incursión a la provincia y con críticas al obispo candidato por el Frente Unidos por la Dignidad, el que tiene otros 12 religiosos en la lista, al recordar que “Dios no tiene partido”.