Argentina no saldó este lunes su deuda por 2.400 millones de dólares con el Club de París, pero se acogerá al período de gracia de 60 días que se abre ante este atraso, una ventana de tiempo que usará para seguir negociando con el foro de países acreedores.

El país debía cancelar este lunes el último vencimiento para el pago del saldo pendiente de capital e intereses que tiene con el Club de París en virtud de lo establecido en un acuerdo de refinanciación firmado en 2014.

Pero Argentina, que ya había anticipado su imposibilidad económica de afrontar los compromisos de deuda con el Club de París y también con el Fondo Monetario Internacional (FMI), resolvió acogerse al período de gracia de 60 días que el pacto de 2014 prevé en caso de no saldarse un vencimiento en la fecha prevista.

Pasado ese tiempo, si Argentina no regulariza su situación, el foro de 22 países acreedores puede declarar a la nación suramericana en cese de pagos, pero el Gobierno de Alberto Fernández aspira a no llegar ese extremo y lograr antes un acuerdo con el Club de París, al menos para aplazar por unos meses más el vencimiento.

“Hay un período de gracia con respecto al pago. En el mientras tanto, seguiremos negociando”, dijeron este lunes fuentes del Gobierno argentino.

En oficinas del Gobierno descartan una declaración formal de incumplimiento, ya que esa situación sólo se contempla para 60 días después del no pago del vencimiento, según las condiciones del crédito con el Club de París.

Los principales acreedores de Argentina en el Club de París son Alemania, Japón, Holanda, España e Italia.

El grupo de acreedores oficiales de Argentina, que preside Emanuel Moulin, director general del Tesoro de Francia, se reunirá a principios de junio y se espera que allí se defina si hay una respuesta formal a la carta que envió a principios de abril el ministro de Economía, Martín Guzmán, con el pedido de postergar el vencimiento y comentarios sobre las negociaciones con el FMI por un acuerdo de facilidades extendidas.

Guzmán indicó en su nota que para asegurar que el nuevo programa con el FMI tenga amplio apoyo social, el Gobierno puso en marcha un proceso de “búsqueda de consensos políticos y sociales frente a las políticas clave”, con medidas que apuntan a la recuperación de la economía; a la atención a la población vulnerable pero con “prudencia fiscal”; y a la reducción de la inflación.

En el marco de esas tratativas se considera probable que durante junio se avance hacia la firma con el Fondo de una carta de intención, tras revisiones de las cuentas públicas, si finalmente se acuerda la llegada a Buenos Aires de una nueva misión del organismo.

Ese monitoreo ya tuvo lugar en abril en Washington, por parte de Guzmán, el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, y Julie Kozack, la vicedirectora para el Hemisferio Occidental del organismo.

También con el FMI

El Gobierno de Argentina también prosigue el diálogo con el FMI con vistas a un acuerdo de refinanciación de deudas por unos 45.000 millones de dólares, una negociación que se ha vuelto crucial para el futuro de un posible entendimiento con el Club de París.

Sucede que el foro de países acreedores tiene entre sus condiciones para conceder algún tipo de refinanciación que el país deudor tenga vigente un programa financiero con el FMI.

Aunque las negociaciones con el Fondo parecen desarrollarse con un espíritu “constructivo”, como dice el Gobierno de Fernández, no está asegurado que un nuevo programa de facilidades extendidas con el Fondo se logre firmar antes de que expire el período de gracia de 60 días con el Club de París.

No obstante, el Ejecutivo argentino apuesta a lograr antes que se cierre esta “ventana de tiempo” algún señal de avance con el FMI que de algún modo sierva de garantía a los países acreedores como para que acepten conceder a Argentina al menos más plazo para regularizar el pago de su deuda.

Para lograr este objetivo el propio presidente Fernández se ha lanzado a la búsqueda de apoyos de líderes mundiales, tanto para la negociación con el FMI como en las tratativas con el Club de París, foro este último donde las decisiones se toman por consenso.

Así, Fernández, que en mayo visitó Europa, logró el respaldo, entre otros, del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, de la canciller alemana, Angela Merkel, del presidente de Francia, Emmanuel Macron, y del primer ministro italiano, Mario Draghi.

Además, se reunió el 14 de mayo en Roma con la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva.

“Tras las negociaciones del presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, con sus pares de los países de mayor incidencia en el Club, el Gobierno sigue a la espera de una señal del FMI: una carta de recomendación’ que avale el ‘compromiso’ argentino por acordar un nuevo programa”, dijo este lunes el banco CMF en un informe.

El país, que el año pasado reestructuró deudas con acreedores privados por unos 100.000 millones de dólares, arrastra tres años de severa recesión agravada por la pandemia, tiene problemas fiscales y monetarios y un creciente nivel de pobreza.