Las cirugías de epilepsia en Argentina datan de hace 20 años. Empezaron a hacerse en Capital Federal y después se fueron extendiendo al resto de país. En los últimos días, se hizo en Misiones, por primera vez, este tipo de intervención, con la participación de distintos especialistas, entre ellos, el reconocido neurocirujano mendocino Federico Sánchez, quien es jefe de sección en el Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires.

En Mendoza, sólo el equipo médico de Sánchez ya operó a 20 personas en los últimos 3 años. El grupo integrado por radiólogos, psicólogos y neurólogos es el encargado de seleccionar a los pacientes que cumplen las condiciones para ser intervenidos.

El médico de 40 años se recibió en la Universidad Nacional de Cuyo y se especializó en Francia en el tratamiento de la epilepsia convirtiéndose en uno de los referentes del país.

“El objetivo general es mejorar la calidad de vida del paciente y dentro de este contexto, que reduzca drásticamente la cantidad de crisis”, dijo el galeno y señaló que pueden pasar de 30 episodios por semana, a uno por mes.

“El cambio de su calidad de vida es significativo. No está curado, pero la persona y su familia te lo agradecen de por vida”, afirmó.

Volver a Mendoza

Tras recibirse en la UNCuyo, el médico emigró a Buenos Aires para realizar su residencia en el Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires. Más tarde, viajó a Francia donde trabajó durante un año en el hospital Santa Ana de París donde se especializó en esta enfermedad. Se trata del nosocomio, cuna de la cirugía de epilepsia.

“Cuando volví hice un post grado en el Garrahan y en el Fleming, de lucha contra las enfermedades neurológicas en Buenos Aires”, dijo el galeno, quien actualmente ejerce en el hospital de la UBA donde es jefe de cirugias de epilepsia y junto a su equipo ya operó a más de 70 pacientes.

Si bien desde hace poco más 3 años se instaló en Mendoza, viaja una vez al mes a la Capital Federa para hacer este tipo de intervenciones y desde el Hospital de Clínicas, colaborar con el resto del país.

“Lo importante de la situación de la provincia en el tratamiento de esta enfermedad es la calidad de los profesionales médicos”, afirmó Sánchez.

Reducir las crisis                                                                                        

La epilepsia es una enfermedad crónica del sistema nervioso central, que se manifiesta en forma de crisis inesperadas y espontáneas, desencadenadas por una actividad eléctrica excesiva de un grupo de neuronas hiperexcitables.

Con un apropiado tratamiento, las crisis pueden ser completamente controladas en el 70% de la gente. Sin embargo, entre un 20-30% no responden al tratamiento farmacológico simple (con un solo medicamento) y hay que aplicar varios fármacos. Aún así, algunas epilepsias son incontrolables con la medicación y puede ser necesario recurrir a otras medidas, como la cirugía.

“De esos pacientes resistentes a la medicación, se considera que la mitad, podrían ser candidatos a cirugía”, indicó el galeno y señaló que las operaciones pueden tener una una intención curativa y otras paliativas, reduciendo la frecuencia y severidad de las crisis.

En todos los casos, destacó la importancia de los neurólogos como Daniel Noli y Eugenia Sottano en la selección de los pacientes.

Cómo es la operación

El galeno consideró que no todas las cirugías son iguales ya que existen múltiples tipos de crisis epilépticas generalizadas. “Hay algunas en las que los chicos se quedan perplejos mirando el pizarrón, que se llaman de ausencia, otras tónico-clónica done la persona cae al piso y empiezan a temblar con los cuatro miembros”, dijo.

En el caso de Misiones, el hombre de 31 años se le hizo una cirugía curativa y se despertó sin déficit neurológico, con habla, y sin secuelas.

“A través de los datos que recolectados armamos el rompecabezas del cebrero del paciente. Hicimos resonancias, electro encefalograma y video encefalogramas que apuntaban a que un foco determinado en el cerebro que era el que producía la epilepsia, que era en el lóbulo temporal izquierdo, donde detectamos que tenía una lesión en esa zona”, comentó.

Y detalló: “Resecamos o seccionamos una parte del cerebro y la sacamos. Siempre, lo complejo es que hay que poner en la balanza, el beneficio que le voy a dar al paciente, versus los riesgos”.

En este sentido, las consecuencias se miden en el pre operativo. “Existe un mapa del cerebro donde hace más de 50 años sabemos en qué área está la parte motora, el lenguaje o la memoria y considerando esto, tenemos que ver dónde está alojada la lesión que tenemos que sacar. Es decir, que  una cirugía que afecta a estas zonas y puede dejar una secuela grave no se realiza”.