ROMA (EFE). El jefe del Gobierno italiano, Romano Prodi, visitó ayer Nápoles, donde ha constatado los “problemas gravísimos” de la ciudad ante la violencia desatada en los últimos días por la Camorra, aunque negó que se trate de una emergencia especial. En una rueda de prensa celebrada al terminar la visita, el primer ministro llegó a reconocer que la criminalidad organizada (la mafia) es un problema estructural de Italia, tras afirmar que se trata del “mayor obstáculo para el desarrollo económico” no sólo de Nápoles, sino de toda la región meridional.

    Según Prodi, la criminalidad mafiosa ha impedido a la región prosperar como lo han hecho otras zonas sureñas de países del Mediterráneo, entre los que citó a España. Pese a su visita y sus palabras, el jefe del Ejecutivo aseguró que no se está ante una “emergencia especial”, porque el número de muertes violentas en Nápoles, que el lunes alcanzó setenta en lo que va del año, es “ligeramente inferior al registrado en años anteriores”.

    Por ello, Prodi ha descartado, de momento, el envío del Ejército a Nápoles, posibilidad planteada en días pasados por varios políticos de la oposición y que no era mal vista por algunos miembros del Gobierno, como el ministro de Justicia, Clemente Mastella.