La destrucción masiva de viviendas en el sur de Líbano, así como en el sur de su capital, Beirut, y la presencia de restos de municiones listos para explotar son dos de los problemas más graves que afrontan los desplazados que regresan a sus zonas de residencia, dijeron ayer portavoces de la ONU.
“Entre 50 y 80 por ciento de las viviendas en el sur de Líbano han quedado destruidas”, señaló la portavoz del Programa Alimentario Mundial (PMA), Christiane Berthiaume, quien añadió que –según los cálculos de su organismo– 200.000 desplazados internos han regresado desde el cese de las hostilidades, el lunes, al sur del país y un número similar lo hizo al sur de Beirut. Esas fueron las zonas más bombardeadas por las fuerzas israelíes durante los 33 días que duró el conflicto con la milicia libanesa de Hezbolá.
REFUGIADOS. En una rueda de prensa ofrecida en Ginebra por varias agencias humanitarias de la ONU, la portavoz indicó que, además de los desplazados internos, “un número considerable de refugiados está regresando desde Siria”. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) destacó al respecto la rapidez con la que los desplazados y refugiados libaneses están volviendo a sus lugares de residencia, y señaló que de los 180.000 que se fueron a Siria,“más de 107.000 han cruzado de manera oficial la frontera de regreso, tan sólo en los primeros cuatro días del alto el fuego”.
La portavoz de esa agencia, Jennifer Pagonis, sostuvo que las autoridades locales creen que otros 10.000 han cruzado la frontera de manera no oficial. “La mayoría de los libaneses ya ha regresado”, indicó la representante del ACNUR,quien dijo que muchos abandonaron los refugios en Siria.