Más de 37 millones de alemanes deberán enfrentar estrictas medidas y un confinamiento total para frenar los contagios de coronavirus hasta mediados de abril. Una de las medidas más duras incluye el uso de barbijos incluso dentro de sus propios autos.

El gobierno de Angela Merkel ha aceptado aplicar medidas ultra estrictas para bajar las tasas de contagio que por este momento se encuentran al límite. Actualmente en la mayoría de las ciudad se registran 100 contagios cada 100.000 habitantes por semana, lo que implica que las camas de Cuidados Intensivos ya están al 85% de su ocupación. El mayor valor registrado fue de 86% para la época de Navidad.

Si bien estas medidas restrictivas solo se aplican, por ahora, para la mitad del país no se descarta ampliarlas y que los 83 millones de habitantes que componen Alemania se vean incluidos en un total confinamiento. Las áreas que entran en total restricción desde este miércoles incluyen Berlin, Colonia, Frankfurt y Dortmund que ya presentaban restricciones.

Merkel anula el “cierre total” para Semana Santa

La canciller alemana, Angela Merkel, revocó este miércoles la decisión del “cierre total” de la vida pública y la actividad económica en Semana Santa y aseguró que la decisión, aunque tenía buena intención, fue exclusivamente error suyo.

“Éste error es sólo mío”, aseguró la canciller, que se disculpó en primera persona por haber contribuido a la incertidumbre en la pandemia, pese a que la decisión se tomó conjuntamente entre el Gobierno central y los 16 Ejecutivos regionales. 

La decisión de este “parón” entre el jueves Santo y el lunes de Pascua, que prohibía las concentraciones públicas y obligaba a cerrar casi todo el comercio, había suscitado fuertes críticas en el país donde la incidencia, los casos y la ocupación de las camas de terapia intensiva llevan varias semanas al alza.

Merkel señaló que “la idea tenía la mejor intención” con el objetivo de contener la tercera ola de la pandemia, pero que suscitaba problemas legales y de aplicación.

La canciller se mostró no obstante convencida de que “el virus perderá lentamente pero con seguridad todo su horror”, pero advirtió de que el camino es “duro y largo”.