Seromba es el primer párroco perteneciente a la Iglesia católica sentenciado por cargos de genocidio ante una corte internacional. La Sala Tercera del TPIR, con sede en Arusha, lo condenó por los cargos de genocidio y crímenes contra la humanidad en la modalidad de exterminio, mientras que lo absolvió del cargo de conspiración para cometer genocidio. “La sala consideró un factor agravante el hecho de que fuera un religioso muy conocido en su comunidad y en quien muchos feligreses confiaban”, señaló Sy.

        En 1994, el condenado estaba encargado de la parroquia de Nyange, en la localidad de Kivumu, en la provincia occidental de Kibuye. Huyendo de las masacres, más de 2.000 personas –la mayoría, de la comunidad tutsi– abarrotaron la iglesia que, a partir del 15 de abril, fue sometida a ataques regulares por parte de militares y milicias interahamwe. Según la Fiscalía, el cura ordenó el derribo de la parroquia con máquinas excavadoras.