Cuando el ambiente estaba bien caliente y el partido bien tenso, apareció con una genialidad para aplaudirla de pie. ¡Y qué golazo, por Dios! Desde el banco de suplentes, pedido por su gente, Carlos Cordone ingresó a los 22 minutos del complemento para cambiar la historia.

    Tan sólo seis minutos después, un zapatazo tremendo del Lobo desde 25 metros abrió este clásico, que terminó ganando Independiente Rivadavia anoche 3 a 1 sobre Gimnasia. La Lepra se quedó con el clásico pero Gimnasia no fue mucho menos. Porque a la primera clara que tuvo, el Lobo facturó: Jorge Vivaldo despejó un centro pero la pelota dio en la espalda de un defensor y en el rebote la mandó a guardar Flavio Metti.

    En la desesperación, Independiente, con toda la presión de su gente a cuestas, salió a empatar el partido, arriesgando por momentos a quedar mal parado. Por eso, Horacio Anzorena gambeteó a por lo menos cuatro rivales y pifió apenas en la definición junto al palo. Si no erraba, era un golazo. Pero la Lepra empató en el momento justo, cuando no lograron cerrar bien el avance de Adrián Aranda.

     El Bati aguantó el acecho de Castro y Zelaye y se los sacó de encima al mismo tiempo que metió un remate cruzado. Desahogo del local en un gran primer tiempo. El trabajo colectivo, hasta acá, lo hacía mejor Gimnasia, que devoró el medio campo. Y desde allí se generaban las situaciones que Jorge Vivaldo se ecargó de frustrar. El Flaco tapó tres remates que hubieran cambiado la historia, porque voló ante un disparo de Mario Marchetti, otro de Marcos Fernández y la última del Pala Juan Pablo Fernández.

    Pero en el complemento todo fue Azul. Primero avisó el Bati Aranda, quien casi factura con un remate al palo. Y desde el banco apareció el salvador de la Lepra. A minutos de haber ingresado, Daniel Cordone metió un zapatazo de 25 metros. La pelota se clavó literalmente en el ángulo ante la estirada de Lavorante, porque dio en el palo antes de entrar.

    Y en otro contraataque, cuando Gimnasia buscaba el descuento, apareció Oscar Negri para liquidar el encuentro, luego de una magistral habilitación del Lobo Cordone, la gran figura.