El odio contra Walter Morales en el asentamiento Escorihuela era ayer generalizado. Los vecinos y la familia de Sandra Salas lo desprecian. Igual saben que el ex policía está muerto y no pueden hacer nada contra eso. No van a tener revancha en un juicio oral, porque se suicidó después de asesinar de varios golpes a quien era su pareja hasta hace un año. El tremendo suceso del martes a la siesta en el predio del ex ferrocarril General San Martín todavía es investigado por los pesquisas, a pesar de que no hay personas a quienes imputarles delitos.
La fiscal de la causa, Daniela Chaler, tiene en su poder el diario íntimo del ex uniformado de 45 años, que fue expulsado de la fuerza. En sus últimas páginas escribió que se iba a suicidar pero no detalló nada sobre ir a matar a Sandra. Sólo puso que estaba cansado y que quería terminar con su vida. Y así lo hizo. Los celos le jugaron una mala pasada y se llevó la vida de quien compartió el techo con él durante poco más de tres años. El cuaderno fue hallado en la escena del crimen y los pesquisas entienden que lo dejó a propósito. Allí también pedía que se realizara un estudio de ADN al hijo más chico de la mujer, ya que afirmaba que era suyo.
Según la familia de Sandra, Morales era un tipo violento. Tanto es así que la mujer lo había denunciado cinco veces y existía una restricción judicial por si intentaba visitarla. Enceguecido porque la mujer de 37 años estaba reconstruyendo su vida con un nuevo novio, fue hasta su casa, la 26 del asentamiento, para matarla. Eran las 17.
Allí la habría abusado sexualmente -fue encontrada con el torso desnudo y los pantalones bajos- y la golpeó ferozmente en el rostro. Mientras ella agonizaba, él tomó un cable y se colgó de una viga. Estaban en una de las habitaciones de la humilde morada.
En otro sector del lugar dormía uno de los ocho hermanos de Sandra, quien es epiléptico y, por causa de los medicamentos que consume, no escuchó ni vio nada. Cuando se despertó, observó a su hermana escupiendo sangre. También detectó a Morales, ya sin vida. Él, junto a Juan Domingo Ferreyra, un vecino y amigo cercano de Sandra, llamó al 911. “La ambulancia tardó 45 minutos”, dijo Ferreyra. “Cuando llegaron aún estaba con vida”, se quejó.
Ayer, la familia de la mujer esperaba poder velarla (ver aparte) y dialogó con El Sol. Las hermanas Antonia, Mirta y Miriam recordaron a Sandra y evidenciaron su bronca por la decisión de Morales.
Lo describieron como golpeador, ladrón e, inclusive, aseguraron que quiso violar a uno de los cinco hijos de la víctima. Estos chicos de 14, 13, 11, 7 y 5 años fueron fruto de la relación con Pedro, quien hoy los tiene a su cargo y está viviendo donde ocurrió la tragedia.
La Justicia está investigando por estas horas los antecedentes de Morales. Se sabe que fue dado de baja en la fuerza porque no pudo justificar seis inasistencias en el 2004 y que estuvo detenido en uno de los calabozos de la U-32 de la Justicia Federal. También existe una suspensión de juicio a prueba de este año por el delito de lesiones.
“Nos duele mucho, porque Sandra trabajaba por sus hijos. Vivía por ellos. Era una excelente madre. Esto que ha ocurrido nos duele mucho”, afirmaron las hermanas. Agregaron que Sandra trabajaba en un restaurante y que estaba en pareja, intentado rehacer su vida. “Los chicos (por los hijos) están con el padre, pero no pueden vivir en esa casa”, señalaron.
La causa por el suceso pasional seguirá su curso en la Justicia hasta que quede certificado que fue Morales quién mató a la mujer para luego quitarse la vida. Ayer, un estudio preliminar de la necropsia determinó que se hallaron rastros de semen en el cuerpo de Sandra. Ahora, se deberá esperar para saber si hubo violación y si las evidencias pertenecen al ex policía.