La balanza, curiosamente, quedó nivelada. Será por el peso de los dos en el fútbol mendocino, como haciéndole caso a la misma historia. Cuando todo parecía que iba a ser Azul, desde el vestuario aparecieron once blanquinegros con la cabeza lavada y torcieron el rumbo de un lindo clásico, ayer por la mañana en el Parque. Independiente fue el dueño del primer tiempo. Gimnasia, el protagonista del complemento. Así de sencillo. Se repartieron todo: jugadas, lujos, figuras y goles.

   Y el clásico terminó 1 a 1, con más sabor a victoria para el Lobo, que mostró una gran mejoría en los segundos 45 minutos y casi lo gana. Pero, en la primera parte, había que ver cómo estaba Independiente. Su ataque en tridente daba resultado con Nicolás Aguirre, las arremetidas del Lobo Daniel Cordone y las apariciones de Adrián Aranda. La Lepra puso en juego a todos sus hombres, sobre todo, la otra categoría que tiene Cordone.

    El ex Vélez, San Lorenzo y Newcastle, estaba endemoniado y atropellaba. En pocos toques llegaban con facilidad, como en esa salida rapidísima en que El Flaco Vivaldo habilitó a Cordone, El Lobo tiró una pared con Aguirre y, de ese centro por izquierda, casi llega Leopoldo de La Vega para tocarla a gol. Al Hormiga, quien se corrió toda la cancha, se le escapó por poco. Luego, a Cordone no le cobran un claro penal y en la jugada siguiente llega el gol.

    Leandro Garciarena intenta peinar un centro por izquierda, le rebota a Rodrigo Tula y le queda al Mecha, servida para poner el 1 a 0. El ex Luján anotó su cuarto gol en Independiente y era el delirio momentáneo de los Azules. La Lepra lo tenía dominado, pero, luego de los vestuarios, Gimnasia salió con una gran actitud, quizás por una charla motivadora del DT Marcelo Vázquez. Y los que habían aparecido en Independiente se esfumaron.

    Eduardo Castro probó a Vivaldo desde afuera, pero el uno tapó con gran calidad en dos tiempos. A medida que pasaban los minutos, la Lepra se replegaba en su campo y José Ortiz entró a la cancha para ponerle color a lo que quedaba del clásico. Marcos Fernández también se mostró sobre el Malvinas y se la dio a Joselito. El de cabeza platinada recibió de espaldas al arco y metió un disparo de media vuelta que se desvió en un defensor y fue a parar al fondo de la red.

    Golazo y delirio mensana. Los minutos que quedaban sirvieron para que Independiente saliera un poco más y para que comenzara a sonar el duelo de hinchadas desde ambas populares. Sobre el descuento, Mauricio Fernández sacó, sobre la línea, un tiro libre de Leonardo Ramos que podría haber sido la victoria Azul. Pero no, esta vez, los dos pesos pesados de nuestro fútbol quedaron iguales en la balanza.