Hay muchas ganas. Hay trabajo, hay dedicación, hay esfuerzo. Hay deseos de mejorar, pero parece que no alcanza con todos estos atributos. No liga también, es cierto. No se puede negar que cada uno de los jugadores de Godoy Cruz transpira la camiseta. El domingo la sudaron toda, la embarraron toda ante Gimnasia y Esgrima La Plata. Pero lo cierto es que el Tomba no termina de asentarse, se ilusiona luego de victorias con Independiente o Arsenal y otra vez vuelve a toparse con el murallón de una derrota. Sería tedioso ponerse a analizar explicaciones técnicas.

    La verdad es que este paso que vive el equipo bodeguero en Primera le está haciendo sangrar las manos. Se está curtiendo por el momento, con más broncas que festejos, con más desengaños que realidades. Porque ante el Lobo platense lo tuvo ahí de ganarlo o empatarlo. Pero no se dio, se le esfumó en una aparatosa jugada a tres minutos del final. Se daba que enfrente se le paró un rival mixto y golpeado.

    Eliminado de una copa, goleado –hace dos fechas ya– por quien menos se desea ser goleado. Y en esta división no se puede dar un metro, como dos veces se lo dieron a Lucas Landa, y por eso la diferencia del 2 a 1. Quizás el error de la defensa del Bodeguero sea protestar de más, en vez de estar con los sentidos a pleno para no dar ni una milésima de segundo a nadie. No pensar que todos lo chicanean por ser un equipo chico y estar predispuestos a la discusión con los árbitros. Es una realidad que a Godoy Cruz lo bombean y que siempre le van a inclinar la cancha.

    Como es una realidad que Di Zeo hace lo que le pinta en Boca o que muchos barras entran a pesar del chistoso derecho de admisión. El fútbol no es tan limpio y el Tomba se debe amoldar a las valiosas armas que tiene. Seguir insistiendo con eso de la entrega, esa misma que le puso Franco Mendoza. El delantero tuvo un gran partido y con pelotas en los palos (la de él y la de Ruiz) podría haber sido otro el final de esta historia.

    Pero hay que seguir, porque en algún momento los frutos van a llegar. A la dignidad, tarde o temprano, le llega una respuesta. O en puntos, en una tabla de promedios que tanto se mira, o en respeto, algo que no se observa demasiado en esta exitista burbuja del fútbol argentino. En eso debe estar el Expreso. Hay que corregir falencias, lo sabrán los jugadores mucho más que nosotros. Trabajar y esperar, que ahora hay que volver a Lanús.