Es extraño y cambiante el fútbol. A veces, es ingrato, muy ingrato. Sobre todo para esos que tanto necesitan ganar. Sobre todo para los que demuestran sus convencimientos, la luchan, pero, a pesar de su esfuerzo, caen derrotados sin muchas explicaciones. Pero también este bendito deporte permite que se luzcan los pícaros. Los goleadores, los arqueros con todas las luces encendidas. Es complicado tratar de explicar una nueva derrota del bodeguero, y esta en particular, porque con el resultado puesto somos todos técnicos. A ver: Godoy Cruz jugó bien, por momentos, muy bien.

    Intentó con todo y con todos, pero enfrente Banfield fue certero y tuvo a un Cristian Luchetti más Laucha que nunca. El Tomba se equivocó cuatro veces (sí, cuatro) y el Taladro le hizo tres goles. Esa es la síntesis del partido. Desde el primer segundo, el bodeguero abrió la cancha y empezó a armar líos en el área rival. Como cuando la guapeó El Cali Torresi y a Enzo Pérez se le fue por poco. Poco después, un centro pasado de Mauro Poy le llega a Hernán Buján y su remate lo tapa bien Luchetti. Luego, Silvio Duarte metió un cabezazo como dicen los manuales futboleros y en la línea salvó Salvatierra.

    El Expreso estaba entonado, metía presión, ahogaba a Banfield y la gente cantaba. ¿Puede creer que en ese contexto llegó el gol de Banfield? Y sí, un avance, disparo de Lujambio que da en el travesaño y en el rebote entró El Pulpo González como un avión para dejar a todos mudos. Y acá la actitud de Godoy Cruz fue muy valorable. Se puso en la cabeza el empate y presionó tanto y metió tantos centros que llegó uno para Hernán Buján y el ex jugador de Tiro Federal puso de cabeza el empate. El Malvinas explotó, porque se hacía algo de justicia. Corrían los minutos y el Expreso era muy superior.

    Con el esquema de cinco volantes y un delantero tenía mucha más llegada que el adversario. Mauro Poy le daba de media vuelta y Luchetti la tapó paradito y en otra El Chavo Pinto metió un zapatazo de 40 metros que El Laucha mandaba al córner. Luego del entretiempo, la historia fue similar, con la manija ofensiva del Expreso. Un centro de Poy y un cabezazo de Devaca, que contuvo muy bien el arquero mendocino de Banfield, dejaba en claro que Godoy Cruz merecía más. Hernán Pajés, el volante de Banfield, dejó la cancha por doble amarilla y los mendocinos tenían todo para quebrar al Taladro. Pero llegó el mazazo.

    Desde un tiro libre cerca del área de Banfield, el envío picó entre los centrales tombinos, Devaca no pudo con Lujambio y el uruguayo puso un cabezazo por arriba de Torrico. Increíble, pero cierto. Era el 2 a 1 y un silencio que permitió escuchar los gritos del festejo de los visitantes. La desesperación se apoderó del Expreso y, ya sin orden como antes, intentaba vulnerar el arco de enfrente. Mauro Poy disparó fuerte y el pibe David Fernández no llega ante la tapada atenta de Luchetti.

    Después, también la tuvo Enzo Pérez, pero la tiró a las nubes, intentando fusilar el arco. Ya mal parado, y a través de una contra de Josemir Lujambio, llegó el tercero y el nocaut definitivo. El delantero intentó su gol, Torrico lo tapó, pero en el rebote tiró un centro que cabeceó Santana para el festejo definitivo del Taladro. No hubo tiempo para más. El Expreso sufre y seguramente también le lloverán críticas. Es hora de una pausa, de repensar y darle para adelante, porque así es la Primera.