Hay un secreto. Y parece que Osvaldo lo tiene, aunque no lo sepa. No pretende mucho más de lo que posee, le alcanza con esas pequeñas (o inmensas) alegrías cotidianas que le dan sus padres, sus sobrinos, sus amigos. Y así, como uno se cruza a diario con personajes nefastos, también cada tanto aparecen aquellos de gran sencillez y humildad. El querido Hacha Almeida nos abrió las puertas de su casa en Buena Nueva y no hablamos de fútbol.
La primera pregunta apunta a tu hermano Rubén. Te criaste con él y prácticamente hicieron una carrera juntos. ¿Cómo lo definís?
Él siempre trató de apañarme. Siempre estuvo pendiente de mí porque yo soy más chico. Me preguntaba si me faltaba algo, qué me pasaba. Lo defino como alguien que me cuidó siempre, me puso bajo su ala, como se dice. Es un gran tipo mi hermano Rubén.
¿Cómo ves al país?
Está muy difícil, sobre todo para los que quieren empezar con algo. Me parece que hay mucha diferencia entre los que tienen y los que no tienen nada. La clase media, como puede ser mi familia, es la que más sufre en este momento. Pero en mi casa siempre tratamos de tirar todos para adelante.
¿Qué virtudes creés que tenemos los argentinos?
Muchos emigran, es cierto, pero valoro a la gente que se queda. Creo que en pocas partes se viven los lazos familiares como en Argentina. Eso creo que vale muchísimo.
¿Cuál ha sido tu momento más complicado?
Tengo dos. Uno fue cuando me detectaron un tumor en la médula y realmente fue complicado, porque no sabía qué me podía pasar. Desde no caminar o quedar parapléjico, cualquier cosa. Fue en 1998. Ese tumor me presionaba la médula y lo tenían que sacar. Tuve miedo, pero todo salió más que bien y siempre estuvo agradecido de toda la gente de Mendoza. Recibí muchísimo apoyo. Y el otro es que justo hace un año falleció la esposa de mi primo, Claudia, una gran persona, muy joven y eso golpeó mucho a toda mi familia. Ese es otro gran dolor para mí.
¿Y tu mayor felicidad?
Poder estar simplemente con mis amigos, con mi familia, compartir un asado o estar todos juntos. Ayudar a los cuatro hijos de mi primo y Claudia. Creo que tener la tranquilidad en ese sentido es mi felicidad de todos los días.
¿Qué hacés si de pronto te dicen que tenés depositado en una cuenta un millón de dólares?
Qué sé yo. Lo primero que hago es averiguar de dónde viene esa plata. No cualquiera hace eso.
Es una buena respuesta.
Creo que si veo que es limpia, digamos, se la daría a mi familia y ayudaría a la gente que me rodea. Poder usarla con los que uno más quiere.
La última, ¿a quién agradecés por lo que sos?
A mi familia, a mis viejos, porque me dieron todo. A mi mamá Carolina, a mi viejo Omar. Ellos fueron pilares fundamentales para ser como soy. Creo que ellos hicieron mucho por mi hermano y por mí. A ellos son a quienes les agradezco.