“En todos lados, algo ha quedado”, dice El Gorrión. Y esa cualidad de Walter Fabián Bernabé es más que valiosa. Porque en cada club por el que ha pasado, seguramente lo recuerdan con cariño. No sólo por sus tremendas tapadas y los cinco ascensos que metió en su carrera, sino por esa generosidad que se le nota hasta en una simple charla.
Criarte en Buen Orden te hizo diferente a un chico de la ciudad, ¿no?
Sí, porque ves todo distinto. Acá, en esta zona rural mirás cómo el trabajador se gana la vida. La gente trabaja en las fincas y de chico tomás todo diferente.
¿Cómo ves a Argentina?
Si comparamos en los tiempos, quizás ahora es más complicado vivir. Ahora es todo demasiado caro. La clase media está desapareciendo de a poco, cada vez hay más diferencias. Hay mucha pobreza, incluso acá, en San Martín.
¿A quién votaste y qué pensás de él?
Voté a Kirchner y creo que es un tipo correcto. Me parece que quiere enderezar a un país difícil y quiere mejorar el pésimo gobierno que estuvo antes. La va llevando y aunque tiene sus problemas, intenta mejorar.
De no ser futbolista, ¿qué habrías hecho?
Creo que hubiera seguido el rubro de mi papá, quien siempre fue camionero, como mi abuelo Miguel, quien tuvo una de las primeras concesionarias en San Martín. Ahora mismo estoy trabajando con eso, porque desde chico amaba los camiones.
¿Te tocó hacer otros trabajos alguna vez?
Sí, en 1992. En un momento trabajé cinco o seis meses en una cochería como chofer. Primero fui capillero y después terminé como chofer.
Me imagino que es un trabajo muy duro.
Si, al principio me costó un montón y muchas noches no dormía, porque recordaba lo que sufría la gente en cada entierro. Me tocó ver entierros de criaturas y eso me golpeó en su momento. Pero fue poco tiempo. Otra anécdota que tengo es que corrí en autos.
¿Corriste en autos? ¿En dónde?
Fue en el 2004, antes de irme a San Juan. Corrí en los Tradicionales, en un Fiat 600, del Grupo 1. Pero una vez se me cortó un palier y me di vuelta en una curva. Y decidí no correr más.
¿Fuiste a ver el TC 2000 cuando vino?
Sí, claro. Los fierros me apasionan, la adrenalina que se vive arriba de un auto es muy linda. Pero hay que tener cuidado también.
Siempre llega fin de año y hacemos un balance interior. ¿A quién estás agradecido por lo que sos?
A mi familia, a mi papá Miguel, a mi vieja Ofelia. A los seres queridos. Tengo una muy linda familia junto a mi esposa, Mónica, y mis hijos, Lautaro y María Delfina. Por ahí me falta tomarme unas buenas vacaciones con ellos. Pero lo demás lo tengo todo. Gracias al fútbol se me abrieron muchas puertas y el reconocimiento de toda la gente. Eso es impagable y estoy muy agradecido.