La crisis hídrica es una realidad que está instalada en Mendoza. Según los pronósticos preliminares, se estima que el próximo invierno va a estar en, al menos, casi un 40% menos de nieve que lo normal. Ante esta situación, desde el Departamento General de Irrigación (DGI) llevan a cabo una serie de medidas, entre ellas ampliar la corta anual, para preparar los embalses para la próxima primavera.

“La primavera que viene estamos estimando que va a ser muy complicada, sobre todo por el nivel de los embalses, cómo los va a encontrar. En eso hemos estado trabajado”, resaltó Rubén Villodas, director de Gestión Hídrica.

El funcionario explicó que realizan una evaluación permanente del pronóstico y que, en los últimos tres meses del año pasado y hasta mediados de enero, el comportamiento de los ríos era “bastante raro” con respecto a lo que normalmente se estimaba.

“Eso hizo que el nivel de diferencia que teníamos, entre lo que habíamos pronosticado y lo que estaba pasando, era entre el 20% y 25% y prácticamente todos los embalses habían llegado a valores muy bajos, algunos a mínimos históricos”, resaltó.

Ante esta situación, el organismo que administra el agua en Mendoza planteó tres criterios a fin de hacer un uso más eficiente. En base a ellos realizó una reprogramación de las erogaciones en todas las cuencas de la provincia.

En primer lugar, plantearon en las subdelegaciones una reprogramación de los turnados de riego que restaban desde febrero a octubre. Otro de los puntos incluyó que tener en cuenta el agua que ya habían usado los regantes y la que les restaba para llegar a fin de temporada con la misma cantidad de recurso por unidad de superficie (por hectárea), “que no implicara una inequidad entre un usuario y otro”, enfatizó Villodas.

“Estamos trabajando muy fuerte en que cada uno use el agua cuando la necesita” explicó y detalló que, según el requerimiento del cultivo hay productores que necesitan más el recurso en primavera, otros en invierno mientras que también están los que “lo usan más parejo durante todo el año”.

El tercer criterio está vinculado con la situación de los embalses y a cómo llegarán a la primavera a fin de poder enfrentarla de la mejor manera posible ya que prevén que “este año va a ser también un año muy bajo en nevadas”.

Las medidas se aplicaron teniendo en cuenta la situación de cada cuenca. Si bien en casi todos los ríos se ampliará el periodo de corta anual, lo que se hizo fue reprogramar el riego.

“En algunos casos fue bajar caudales, en otros cambiar los tipos de turnado, por ejemplo el río Mendoza cambió en cantidad de secciones, en lugar de dos secciones pasó a tener tres. En el Tunuyán Superior, se incluyó un día más que no riegan en la semana y otros alargaron las cortas. Cada subdelegación acordó con los inspectores de cauce, lo que les pareció en cada caso mejor en base a estos tres criterios”, explicó el funcionario.

En cuanto a las cuencas más complicadas, destacó al río Atuel, cuyos embalses se encuentran en un nivel muy bajo “todavía no llega al 30% de la capacidad y han estado prácticamente en los mínimos operativos” y al río Tunuyán.

Con respecto a las últimas lluvias, Villodas aclaró que ayudaron “bastante” y que muchas subdelegaciones cortaron el riego que tenían previsto en varios canales lo que ayudó a recuperar “un poco los embalses y que estemos un poco más cómodos, al menos en lo que resta de febrero y algo de marzo, que es la última época de riego fuerte antes de la cosecha”.