El sábado, el canto multiplicado en las voces de cientos de coreutas, se hizo presente en nuestra Ciudad. Agrupaciones extranjeras, nacionales y locales recorrieron las principales calles del microcentro, ofreciendo sus canciones, un regalo que sorprendió y arrancó el aplauso de muchos mendocinos. La tradicional Cantata Callejera de Cantapueblo finalizó en la plaza Independencia, donde la masa coral se unió para entonar el Aleluya de Haendel.

    DETALLES. La tradicional Cantata Callejera Alfredo Dono engalanó el mediodía del sábado con mucho ritmo, color y alegría. Coreutas de la República Checa, de Brasil, Chile y Venezuela se hermanearon a través del canto, ese lenguaje universal, con coros mendocinos y agrupaciones de distintos puntos del país. La jornada se inició en el templo jesuita, que abrió sus puertas para que los coros ensayaran el concierto final, previsto para ayer en el Polimeni, de Las Heras.

   Bajo la batuta de la directora Eleonora Fernández, se interpretaron distintos temas, entre ellos, Canción con todos, la bella composición de Armando Tejada Gómez y César Isella que “vibró” en el interior del centenario templo. Ya promediando el mediodía, la masa coral compartió con transeúntes y paseantes sus canciones en ocho puntos estratégicos de nuestra Peatonal. La Pérgola, la iglesia San Nicolás, la Legislatura y la Bolsa de Comercio fueron algunos de los sitios elegidos para interpretar temas de variado repertorio.

   El grupo Chorus, de Brasil, ofreció temas típicos, como Lata de agua que cuenta la historia de las lavanderas de los morros (cerros). Vox Nymburguensis, el coro checo, ofreció canciones que “hablan de amor”, en respuesta –dijo una de sus integrantes–al cariño recibido en Mendoza. El Coral Le Canta de Venezuela puso ritmo caribeño y, a todo pulmón, cantó Viva Venezuela y El Espanto una composición del folclore venezolano que acompañaron con baile e instrumentos. A medida que los coros avanzaban, los alumnos del grupo artístico de la escuela Kairuz, montados sobre largos zancos y con coloridas vestimentas, llamaban la atención de los paseantes, invitándolos a participar de la fiesta.

   Banderas chilenas indicaban la presencia de grupos de ese país. Así, el grupo Prisma Vocal de Santiago de Chile ofreció Pinares, una composición de la reconocida poetisa Gabriela Mistral. La fiesta, con un sol a pleno “bien mendocino” motivó a todos y las agrupaciones de nuestro país también se lucieron. Los jujeños acercaron estrofas del Humahuaqueño, el coro de Abuelos de Reconquista, Santa Fe, entusiasmó con una canción de origen guaraní y coreutas de Buenos Aires recordaron a su ciudad con Melodía de arrabal.

   Recién llegados de Malargüe, coreutas de ese departamento se sumaron a la fiesta. El ultimo escenario de la Cantata fue la plaza Independencia, donde, bajo la batuta del venezolano Correa, todas las voces interpretaron el Aleluya de Haendel. El clima de entusiasmo no se agotó, ya que durante más de media hora, los coros siguieron entonando canciones.