Ian Uriel Vargas es un pequeño futbolista mendocino que a los 9 años sueña en grande, pero tiene un desafío clave por delante: crecer. A los 9 años, pesa 19 kilos y mide poco más de un metro. Por eso, sus papás comenzaron una verdadera odisea, con la esperanza de que se logre el objetivo: acceder al tratamiento hormonal que realizó el crack del Barcelona, Lionel Messi, cuando era niño.

Mientras, el menor comenzó hace pocos días a probarse en la escuelita de Godoy Cruz Antonio Tomba, junto a su hermano Thiago, de 8 años, sorprendiendo a todos. “Mi sueño es jugar en River, y me gusta mucho Messi”, contó a El Sol.

Según pudo saber este diario, ya está la orden médica del Hospital Notti para avanzar, pero todo depende del Ministerio de Salud de la Nación, ya que el menor no cuenta con obra social; sólo posee la cobertura oficial de Incluir Salud para personas vulnerables. Esta práctica está garantizada por el Plan Médico Obligatorio (PMO) de las mutuales, pero suelen surgir trabas y demoras en el camino cuando se trata de casos que dependen del Gobierno.

Las condiciones económicas de la familia de Ian son adversas y también fueron causantes de su afección, por cuestiones nutricionales y congénitas. El diagnóstico médico es Retraso del Crecimiento Intrauterino (RCIU), un trastorno cuando el bebé no logra el peso normal durante la gestación.

Es más, desde el nacimiento se deben aguardar tres años para proceder clínicamente. De ahí la preocupación de sus padres, Alejandra Sosa y Enrique Vargas, quienes viven con sus hijos en Tunuyán, no tienen empleo formal y hacen importantes esfuerzos para que su pequeño tenga la oportunidad de crecer, ya que recién hace pocos meses lograron determinar lo que ocurría con el niño. Es más, a los cuatro años, tras diarreas permanentes, y sin tener una orientación médica precisa, se alarmaron cuando a Ian se le salió el intestino. En ese momento comenzaron a indagar qué estaba pasando.

“Para los médicos lo que padece Ian tiene que ver con mis problemas de nutrición y de génetica en los huesos, por lo que se lo transmití todo en el embarazo”, contó Alejandra, expectante de que el niño pueda comenzar con el costoso tratamiento de la hormona Somatotropina, que tiene un valor, de acuerdo a la dosis que le indican al pequeño, de unos 3.000 pesos diarios; esto es unos 100.000 pesos al mes. La práctica consiste en inyecciones diarias que se efectúan antes de irse a dormir, ya sea en brazos, piernas, abdomen o glúteos. “Ian ama jugar al fútbol y superarse todos los días. Por eso, queremos que logre acceder al tratamiento, para cumplir todos sus sueños”, agregó su mamá.

Desde el Notti, Elsa Ayub, médica del Servicio de Endocrinología Infantil, encargada del caso de Ian, explicó la importancia del tratamiento hormonal pero aclaró que la decisión está en manos de Nación.

“Si se aprueba, ya que hay ciertas demoras y trabas, tendrá unos cinco años con inyecciones diarias, antes de irse a dormir, hasta que se cierre su cartílago de crecimiento. Se trata de dar respuestas a niños que no crecen, por ser lentos en crecer, y algunos responden muy bien”, indicó la profesional, destacando las cualidades deportivas del menor y la necesidad de desarrollarse.

Actualmente, en la provincia se encuentran bajo tratamiento con hormona de crecimiento unos 65 menores, de los cuales la mitad no cuenta con cobertura de obras sociales.

Mientras, en las tribunas, en los torneos de invierno, se escuchan voces de aliento al pequeño, sobre todo de los papás que participan de los encuentros.

“Ojalá se le pueda dar una solución a este futuro crack, que tal vez sorprenda algún día en la Selección. Todos los deportistas de Mendoza tenemos que apoyar estos casos, especialmente porque se trata de un niño que ama el fútbol, que viene de una familia muy buena y humilde”, contó Oscar Giacomelli, un ex jugador de primera y DT de clubes mendocinos, quien tiene a uno de sus hijos como compañero de Ian.