Por temor a que el Senado provincial le boche a su candidato, el gobernador Julio Cobos decidió frenar hasta después de las elecciones de octubre la designación del nuevo superintendente del Departamento General de Irrigación. Como consecuencia, desde el lunes y por tiempo indeterminado, ese estratégico cargo del Estado será ocupado por un funcionario interino. El puesto de gobernador del agua será abandonado el viernes por el iglesista Lucio Duarte, quien finaliza su mandato y no tiene ninguna chance de prorrogarlo. Pero ayer quedó confirmado que el sucesor definitivo de Duarte no se conocerá hasta que la situación política de la provincia se calme y Cobos pueda confiar en que su postulante logrará pasar el filtro legislativo.

    Oficialmente, el mandatario no soltó cuerda a la prensa y sólo ventiló ayer que todavía no tiene definido a quien elegirá para Irrigación. Sin embargo, fuentes de diversos ámbitos confirmaron que la elección está cantada: quien iría a ese puesto es Francisco Morandini, actual ministro de Ambiente y Obras Públicas. Morandini es la mano derecha de Cobos desde el comienzo de su gestión y a principios de este año hasta fue mencionado por él como posible candidato a gobernador. Pero para convertirse en jefe de Irrigación, no le basta con el visto bueno de su jefe político, ya que el Senado debe aprobar su pliego por medio del cuestionado y anónimo sistema de bolillas blancas y negras.

    La decisión de parar este trámite demostró que el gobernador es muy débil en la Cámara Alta y que hoy sería casi una utopía tratar de convencer a la mayoría de sus integrantes de los atributos que tiene su ingeniero preferido para hacerse cargo de Irrigación, debido a la gruesa tropa de opositores políticos que pueblan la Cámara Alta (iglesistas, demócratas y peronistas no concertadores) y el descontrol general que reina allí por la proximidad de las elecciones.

DUARTE SE VA. La última presentación pública de Duarte como jefe de Irrigación se producirá el jueves. A partir de las 11, el funcionario hará un balance de su gestión y el viernes tendrá que desocupar su despacho para darle paso a otro funcionario. A falta de una definición política sobre el sucesor, el reglamento interno le permitirá acceder al puesto de jefe, de manera interina, a José Luis López, quien representa actualmente a los regantes del río Atuel. El consejero López se convertirá en el jefe de Irrigación gracias a que preside el Honorable Tribunal Administrativo, una suerte de Legislatura de la repartición, cuya jefatura es rotativa.

   No era este el final que Duarte hubiese querido. En los últimos tiempos, el jefe de Irrigación le metió vértigo a la gestión, con inauguración de obras hídricas y compra de maquinarias. Se quería quedar en un cargo que permite un manejo millonario de recursos y concede una envidiable estabilidad política de cinco años.

    Incluso se estaba orquestando una maniobra para que fueran los propios inspectores de cauces quienes reclamaran la continuidad de Duarte en la Legislatura. Sin embargo, el funcionario renunció a resistir y se tomó una foto que fue su sentencia definitiva: junto a otros dirigentes radicales, acompañó el viernes a Roberto Iglesias en el lanzamiento de su candidatura a gobernador.

MORANDINI SE MIDE EL TRAJE. El ministro de Obras Públicas confirmó ayer que le interesa el puesto. Pero, por ahora, no le queda otra que deshojar la margarita. “A mí, Irrigación me gusta pero esa es una decisión del gobernador y, hasta ahora, Julio no me ha dicho nada”, afirmó.

   El otro nombre que se ha barajado es el del intendente de Rivadavia, Ricardo Mansur, y el propio Morandini señaló que la nominación de este referente de los territoriales (uno de los grupos internos del radicalismo disidente que apoyan a Cobos) no puede ser descartada del todo. El gobernador no confirmó ni desechó ninguna posibilidad. Pero está claro que sólo espera que se tranquilice el Senado: una fuente oficial aseguró que no le dejará a su sucesor la atribución de nombrar al próximo gobernador del agua.