La constante lucha de los vecinos del cementerio de Capital por el cierre de los hornos crematorios dio sus frutos. Después de años de insistencia, por fin lograron obtener un último plazo para la clausura definitiva de los viejos incineradores de cadáveres y residuos patogénicos. Esto se cumplirá, según aseguró José Luis Tapia, secretario de Obras del municipio lasherino, los primeros días de marzo.

   Lo que sucederá en esta fecha es la conclusión de las celdas especialmente creadas para enterrar los patógenos, que se ubican en el basural de El Borbollón. Actualmente, los residuos patogénicos son los únicos que se incineran en los hornos del cementerio, ya que los cadáveres dejaron de cremarse a partir del 10 de enero. Tapia explicó que estos quedarán en depósito o bien se los colocará en nichos hasta que el Gobierno de la provincia concrete los crematorios en Capdevila.

   Sin embargo, la construcción de los nuevos incineradores se demorará un buen tiempo. Al respecto, Tapia dijo que aún no se han redactado los pliegos licitatorios, lo que ocurriría en unos 45 días. La espera de los vecinos, quienes deben soportar malos olores y la contaminación ambiental que produce la quema de aproximadamente ocho toneladas de residuos diarios, data de varios años.

   Desde 1985, cuando se construyeron los hornos, tuvieron que peregrinar hasta lograr que en octubre del 2004 se firmara un acuerdo entre los municipios de Capital, Las Heras y el Gobierno provincial para trasladar los incineradores al poblado situado en el camino a Villavicencio. Sin embargo, recién en octubre del 2006, el intendente de Capital decidió reducir las horas de quema y la Municipalidad de Las Heras aceptó construir las celdas para enterrar patógenos.

   De todas formas, estas obras, que debieron estar finalizadas a principios de este mes, tendrán que esperar hasta marzo. Las tardanzas sucedieron por controles administrativos de la comuna sobre la empresa constructora, TySA.