El colchón de una cama alberga aproximadamente a dos millones de ácaros microscópicos. Estos microorganismos no sólo se encuentran en las camas, sino también en todo lo que la gente toca, muchos de ellos aún resultan ser desconocidos.
Estos pequeños seres se alimentan de los copos de piel que las personas suelen desprender diariamente al dormir, ya que se produce un roce con la tela de la cama. Sólo en una almohada puede haber 40.000 ácaros.
Se calculó que, si la almohada tiene seis años de antigüedad, una décima parte de lo que pese estará constituida por la piel desprendida del cuerpo humano más el peso de los ácaros bien alimentados y sus heces. Este cálculo fue realizado por el doctor John Maunder, del Centro Médico Entomológico Británico.
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Según el experto, el uso excesivo de jabón para ropa y el lavado de esta a bajas temperaturas son importantes factores de proliferación de microorganismos en las camas. “Si lavás la ropa con parásitos a bajas temperaturas, lo único que consigues son parásitos más limpios.”, expresó Maunder.
Estos insectos microscópicos actúan como alérgenos, ocasionándole alergia a una gran parte de la población. Su eliminación puede ser mediante lavado con agua a 60°C, cambiado de sábanas de forma constante en la semana, uso de productos acaricidas, uso de fundas anti ácaros o en caso de no disponer de ellas pasar la aspiradora por las almohadas y el colchón.
Además, en el caso de contar con alfombras en el hogar, es muy importante la limpieza de ellas ya que son más propensas a tener más cantidad de ácaros que una cama o una almohada.
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