Llega el fin de semana y a pesar del frío, mucho optan por tomar una cerveza bien fría para acompañar un lomo, unas hamburguesas, unas empanadas o simplemente para disfrutarla sola. Los bebedores de cerveza suelen tomar bien helada y muchas veces la dejan por un tiempo en el freezer para que alcance el punto de frescura preferido.
Según la Fundación Española del Corazón, la cerveza es una bebida muy saludable. Sin exceso, ofrece diversos nutrientes como ácido fólico, proteína, fibra soluble, fósforo, silicio, potasio, Vitamina B y antioxidantes. Brinda efectos beneficiosos como un menor riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares y diabetes, contribuye a la salud ósea y hasta puede ser una aliada contra la obesidad.
Así, con moderación, la cerveza puede ser buena para el organismo, pero la realidad es que poner las cervezas en el congelador o freezer no es tan buena idea como parece.
Primero, la botella de vidrio de la cerveza podría estallar al congelarse y provocarle daño a cualquier persona. Otra parte negativa es que podría afectar su sabor. Si se congela, el gas carbónico que contiene en altas cantidades pierde su fuerza y varía su aroma y sabor. Además, la bebida deja de hacer espuma y tardará mucho en descongelarse para poder disfrutarla.
Las grandes marcas de cerveza señalan que el cristal congelado puede presentar olores que matan el sabor de la bebida.
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