Quienes transitan frecuentemente por avenida Colón y Arístides Villanueva sabrán reconocer a una mujer que desde hace años vende pares de medias como medio de subsistencia. Siempre con buena onda y respeto, mientras ofrece en mano los productos. El sábado todavía trajinaba a las 16 por entre las mesas de los bares, tratando de ganarse la vida, cuando una comensal le preguntó cómo estaba la venta. “Muy duro, hay mucha competencia”, reflejó y se despidió con una sonrisa. En efecto, ya habían pasado otros vendedores ofreciendo no sólo medias, sino también rosquillas y hasta bolsas de consorcio. Reflejos de la crisis.