La última vez que vieron a Malén Ortiz fue el lunes pasado cuando se tomaba un colectivo para ir desde Calviá a Son Ferrer, en Mallorca, donde vive su novio. Desde ese momento, se le perdió el rastro por lo que ha movilizado a la policía y a los bomberos locales para dar con su paradero al que los medios de esa ciudad española califican de “inquietante”. 

La familia de la adolescente es oriunda de Mendoza, pero vive en Mallorca desde hace varios años en la localidad de Cala Vinyes. Allí se afincó su padre, Alejandro Ortíz, según confirmó su pareja Arantxa. La chica también nació en nuestra provincia y actualmente cursa los estudios secundarios en una escuela de esa localidad mallorquina. 

En una breve conversación que El Sol online tuvo con la pareja de Ortiz, la mujer contó que el padre había salido en horas de la madrugada -hay cinco horas de diferencia con España- a buscar a su hija y dejó traslucir la preocupación de la familia debido a que son varios días sin tener datos fechacientes de lo que ocurrió con Malén. 

“Estoy es muy extraño”, aseguró Arantxa y consideró que el lugar donde residen es “muy tranquilo”. 

Según informa El Diario de Mallorca, alrededor de las tres y media de la tarde la joven tomó un colectivo y se bajó frente a un parque temático de Magaluf. Desde allí llamó a su novio, que vive en Son Ferrer, y le preguntó si podía ir a su casa, ya que se había olvidado las llaves de la suya. Luego llamó a su padre -Alejandro Ortíz- para avisarle, pero no le localizó, así que le dejó el mensaje a su secretaria.

No se volvieron a tener noticias de ella y su teléfono móvil se encuentra apagado. El alarma se encendió en la familia cuando no volvió a casa esa noche. 

A la par de las fuerzas de seguridad, la búsqueda también se inició por las redes sociales. Sus amigos publicaron mensajes en Facebook pidiendo por datos sobre su paradero. Su padre, su hermano de 12 años, su novio y sus amigos, grabaron este mensaje que subieron a YouTube. 

YouTube video

Según señaló su padre Alejandro a diario El Mundo, “cada día que pasa en esta situación envejezco un año”. Alejandro llegó hace una década a España y ahora es propietario de una empresa que se dedica a la osmosis y al tratamiento de aguas.