Todos alguna vez hemos sido víctimas de las largas esperas en los bancos cuando debemos realizar algún trámite. Una lectora nos contó –y nos mostró los tickets que evidencian la demora– que ayer entró a una entidad bancaria a las 10.35 y sacó un número que le anticipaba que había ocho personas antes que ella. A las 12.50 seguía esperando por lo que decidió sacar otro turno, pero la máquina le asignó el mismo lugar, aunque ahora señalaba que faltaban tres personas. Salió a las 15, cansada, sin solucionar su problema y harta de que nadie le ponga el cascabel a este gato.