Diego Vildoza (42), el considerado prófugo más buscado de Mendoza, fue atrapado por la Policía de Mendoza en la tarde de este martes.

Desde el 20 de agosto del año pasado, es decir 5 meses y medio, el fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello, lo buscaba por ser uno de los acusados del asesinato del carpintero  Juan Carlos Moya, perpetrado el 4 de noviembre del 2017 durante un asalto en su casa de Guaymallén.

Luego de ser liberado por un juez, el Ministerio de Seguridad ofreció 200 mil pesos de recompensa. 

Ver también: Así está hoy uno de los prófugos más buscados de Mendoza

La información policial sostiene que, durante el fin de semana, ingresó a un dato a los detectives, que sostenía que Vildoza se encontraba en un domicilio del barrio Los Almendros, en Maipú.

La propiedad marcada estaba ubicada en Víctor Huego y Scorgo y hasta ese lugar se dirigieron los efectivos de Homicidios, quienes participaron activamente de la medida.

Pasadas las 12.30, con orden de allanamiento firmada por el juez Sebastián Sarmiento, ingresaron a la propiedad y sorprendieron al sujeto.

En las próximas horas, el fiscal Pirrello lo acusará por homicidio criminis causa y ordenará que pase a la cárcel. Luego, en un par de semanas, solicitará la prisión preventiva en su contra, detallaron fuentes judiciales.

El crimen del carpintero Moya ocurrió cuando una banda ingresó a su casa de calle Gutenberg al 900 con fines de robo. Un hijo de la víctima se enfrentó a los delincuentes mientras su padre dormía y comenzaron a vivirse momentos de tensión.

El trabajador ofreció resistencia mientras le exigían dinero en efectivo y tomó un machete para defenderse. En ese momento, le dispararon dos veces. Uno de los plomos lo recibió en el pecho y murió.

Por el homicidio hay otros dos hombres tras las rejas, Francisco Agüero (alias Torito) y Lucas Villanueva, de 48 y 39 años, respectivamente. 

Vildoza, quien ya había sido detenido por esta causa, había recuperado la libertad porque el juez Marcos Pereira creyó la versión que dio cuando declaró.

El sospechoso dijo que se encontraba en el cumpleaños de su hijo en el mismo horario que se perpetró el asesinato en Guaymallén y que no podía estar en dos lugares al mismo tiempo.

Sin embargo, el fiscal Pirrello no se quedó con los brazos cruzados y comenzó a reunir pruebas que ubicaron a Vildoza en la escena del crimen: supo que el festejo había sido ese día, pero en horarios nocturnos, horas después del hecho de sangre.

Además, recibió un informe de la compañía telefónica que utilizaba y confirmó que estuvo en el lugar.

Por su parte, también hallaron material genético –un pelo– en el auto que utilizaron los delincuentes que acribillaron a Moya.

Se ordenó un cotejo de ADN y el resultado fue positivo con él. Debido a esto, ordenó detenerlo nuevamente pero, cuando lo fueron a buscar, ya no lo encontraron.

Con el paso de los días, su caso se transformó en un escándalo cuando dos policías de Investigaciones fueron separados de esa dirección por presunta connivencia con el malviviente.

De acuerdo con fuentes policiales, habrían mantenido contactos con Vildoza mientras se encontraba en la clandestinidad y esto provocó que fueran apartados de sus funciones.