El aluvión de profesionales venezolanos en Mendoza no deja de sorprender y de enseñar. Es más, puede ser un verdadero aliciente y motor de cambio para quienes cuestionan y rechazan en su interior la necesidad de adaptación a las realidades laborales de un mundo cada vez más complejo. Dejar la tierra de origen para reinventarse no sólo es duro y extremo sino una real muestra sobre la capacidad de una persona para sobreponerse. De ahí, la resiliencia ante la adversidad, en busca del desarrollo personal y profesional, más allá de las fronteras. Por eso, en el medio, juegan un rol fundamental la solidaridad, la hermandad y la predisposición de quien abre las puertas, sobre todo, para demostrar que las oportunidades son para todos y que hay que saber aprovecharlas. Y, sin dudas, es un claro ejemplo de que las posibilidades aparecen cuando sobresalen el esfuerzo, la dedicación y la entrega.