Pasarán muchos años y se seguirá recordando aquel equipo de Godoy Cruz que hizo historia de la mano del Turco Asad, allá, lejos, en el 2010 más o menos. Quedarán nombres tatuados en la memoria, jugadas indelebles, momentos de pura felicidad, fugaces amarguras. Este equipo bodeguero vivirá de generación en generación por siempre, como tantos otros. Y recordar su historia vale la pena, y la alegría también.

CHAU TROSSERO. Lunes 14 de diciembre del 2009. Godoy Cruz empataba sin goles como local ante Arsenal y cerraba un Torneo Apertura 09 con la paupérrima cifra de 16 puntos (tres triunfos, siete igualdades y nueve derrotas). El equipo mendocino estaba en zona de promoción y seguía sin encontrar una identidad de juego definida. El técnico Enzo Trossero cerraba la conferencia de prensa postpartido con una frase premonitoria.

    “Intentaremos vernos en enero, si es posible”, decía el DT. Los dirigentes de Godoy Cruz, el lunes 28 de diciembre, decidían terminar el vínculo con Trossero. El ex caudillo de Independiente dirigió al Expreso en seis encuentros (tres empates y tres caídas). A días del comienzo de la pretemporada, Godoy Cruz se quedaba sin entrenador. Y no era una joda por el Día de los Inocentes.

SE VIENE EL TURCO. Dos días después, los dirigentes bodegueros volvían a elegir a un técnico joven, como venían haciendo desde hacía seis años. Recordar, sin repetir y sin soplar, a Pedro Troglio, Juan Manuel Llop, Sergio Batista, Daniel Oldrá y Diego Cocca. Trossero fue una excepción. Y un error que los popes tombinos remediaron sin que les temblara el pulso. El tiempo les daría la razón. El nuevo DT era Omar Asad, gloria del Vélez multicampeón de Carlos Bianchi en los noventa.

    El Turco nunca había dirigido en primera división. Su experiencia afuera del campo de juego se resumía a las inferiores del Fortín, donde le había ido muy bien. Asad era presentado al plantel el 4 de enero. “Me animé a decirles a los muchachos que peleaba muchas cosas de entrada, que no me animaba sólo a pelear con el grupo la permanencia, sino que, por cómo se está dando el campeonato con diez fechas de local y cinco equipos jugando la Libertadores, les hablé de apuntar alto”, contaba el Turco.

    Nobleza obliga: varios nos preguntamos en aquel momento si Asad no sería esa especie de entrenador detestable que vende humo en cómodas cuotas. Mientras tanto, los dirigentes y el agudo ojo del Gato Oldrá habían traído cuatro refuerzos. Los conocidos Jairo Castillo y David Ramírez, el siempre pretendido César Carranza y un tal Carlos Sánchez. Godoy Cruz hacía la pretemporada en Mar del Plata y Asad declaraba el 13 de enero: “Yo me animo a pelear arriba, a olvidarme del descenso y pelear el campeonato”. ¡Guau! Eso era optimismo.

EL TORNEO SOÑADO. El Tomba debutaba en el Torneo Clausura el viernes 30 de enero con un triunfo como local ante el Gimnasia de Cocca, con gol, sabor a revancha, de Higuaín, quien había ingresado en el complemento. El Sol, en una nota titulada “Otra cabeza, otra actitud”, analizaba el cambio que estaba experimentando el plantel. “El Turco le cambió la cabeza a los jugadores. Con Trossero, el plantel estaba golpeado, sin rumbo y hasta se estaba acostumbrando a no ganar. Llegó Asad, entró con un discurso motivador, les cambió la energía y les hizo creer que pueden.

    Bien a lo Bianchi: creer que se puede, once contra once, motivación, convicción”, decía este matutino el 1 de febrero. Godoy Cruz metió un comienzo demoledor en el certamen. En las primeras siete fechas sumó cuatro triunfos y tres empates, que lo dejaron en la cima. Asad armó una defensa sin lujos pero durísima. Sigali, Martínez y Curbelo no dejaban pasar a nadie. Formica también cumplía en la izquierda y el Loco Ibáñez había recuperado el nivel que mostró en el Clausura 09. Por eso se calzó la albiceleste. Llegó la primera derrota del torneo ante Newell’s, en la octava fecha, y después otra racha admirable con cuatro triunfos, un empate y una derrota ante Estudiantes.

    Nico Olmedo (también se calzó la albiceleste) era dueño del mediocampo. El otrora desconocido Carlos Sánchez se había convertido en el volante revelación del torneo y Rojas era un hombre importantísimo, que tuvo asistencia perfecta en el torneo, al igual que Ibáñez. Arriba, cuando Ramírez jugó sin molestias físicas, fue el cerebro del equipo. El Mago entiende y ve los partidos con la claridad que tiene un hincha sentado, tranquilo, en el medio de la platea. Y Ramírez, junto a Castillo (cuando quiso mostró su gran jerarquía), más Carranza (de enorme certamen) e Higuaín (goleador del equipo con siete tantos) conformaron una sociedad que desequilibró casi cualquier defensa rival.

    Asad, además, siempre les fue claro a sus jugadores. No se iba a casar con nadie. Y fue así como empezó jugando con Aguirre como volante derecho y después cambió por Carlos Sánchez. También les dio partidos a los juveniles Sergio Sánchez y Camargo. Y también motivó y apostó a Rodrigo Salinas, ignorado por Cocca y que fue clave en los triunfos ante Vélez, Tigre y Arsenal. En el juego ante el Matador, por la decimocuarta fecha, Godoy Cruz se sacó de la espalda el peso del descenso y de la promoción. Goleó 6 a 2 y fue un show.

    Sin embargo, en la fecha posterior, ante River Plate, llegaron los dos peores minutos del Tomba en el certamen, cuando un 1 a 0 que parecía controlado se escapó como agua entre los dedos, con esos dolorosos goles de Ariel Ortega y Paulo Ferrari, en el debut de Ángel Cappa al frente de la Banda. Ya en la recta final por el título, el Tomba le ganó a Chacarita, pero perdió en el Gigante de Arroyito ante Rosario Central. Y antes de jugar frente a Colón, por la penúltima fecha, ya sabía que no podía ser campeón.

    “Que un sueño acabó, ya te dijeron… pero no, que todos los sueñitos, no”, cantaba el Indio Solari en la hipnótica e inédita Pura suerte. Y así lo entendió este grupo. A pesar de la angustia de no luchar por el título, los jugadores sacaron amor propio y dieron todo lo que tenían para dar en las últimas dos fechas del Clausura.

RENDIRSE JAMÁS. Viernes 14 de mayo del 2010. Godoy Cruz vence como visitante a Arsenal 2 a 1, con goles de Leonardo Sigali y Rodrigo Salinas. El equipo mendocino queda tercero en el Clausura, suma 37 puntos, una cifra inédita para un club no afiliado a la AFA en torneos cortos. En sólo cinco meses, el viejo y glorioso Expreso demostró que se puede. Aciertos dirigenciales, convicción del cuerpo técnico, entrega de los jugadores y apoyo de los hinchas. Las benditas cuatro patas de la mesa funcionaron muy bien. Y fueron cinco meses soñados. Ahora, Tomba, que venga el futuro.