Buenos días, a pesar de todo. Todo un tema lo de los dólares en nuestro país. Desde que yo tengo memoria, es decir, de cuando Urquiza se retiró sin pelear de la batalla de Pavón, el dólar viene siendo protagonista de nuestra economía. Que el dólar sube, que baja, que el blue, que el blanco. El dólar, siempre el dólar. Creo que el dólar nos preocupa más a los argentinos que a los propios norteamericanos. Ahora estamos regidos por la resolución 3.210 de la AFIP, que obliga a los bancos y las casas de cambio a que, antes de vender dólares, consulten, precisamente, con la AFIP a ver si el que quiere comprar está en condiciones de hacerlo. Para eso, la consulta debe hacerse sobre la declaración jurada del contribuyente. Si tiene el suficiente dinero (en pesos) para comprar dólares todo bien, pero si no, minga, dijo la jeringa. El problema es que las declaraciones juradas son del 2011 y uno quiere comprar dólares en el 2012. No encaja la cosa. De todos modos, no se puede, no chille, no grite, no proteste, no llame al 911 porque, como mujer sin busto, no va a tener lola. “Pero mire, jefe, don AFIP, que yo tengo una madre que vive en EEUU y necesito mandarle unos dólares porque no tiene qué comer, lo último que comió fue una hamburguesa cuando dio el último recital Elvis Presley”, dice uno. “No, lo siento, mi amigo. No está usted en condiciones de comprar”, escuchará como respuesta. “Pero, mire, don AFIP, que tengo un hijo en España y usted sabe cómo está allá: los indignados ya son indigestos, la crisis no es galopante porque se han morfado el caballo”, dirá otro. “Lo siento, mi amigo, no hay dólares para usted”, también oirá. “Pero, mire, don AFIP, que yo compré una máquina para tunear aceitunas en las Bahamas y tengo que pagar en dólares”, argumentará un tercero. “No, mi amigo, su empresa no puede, no tiene capacidad”, será la respuesta. ¿Por qué el Gobierno hace esto, don AFIP? Dicen unos: al Gobierno le faltan dólares para cubrir los baches de la economía argentina. Dicen otros: el grave problema es el muy bajo ingreso de capitales a nuestro país, que este año es prácticamente nulo. Pero, ¿por qué la gente querría comprar dólares? Bueno, porque hay inflación y quiere protegerse de ella, porque piensa que el dólar subirá o porque se le canta. En este último caso, debería intervenir SADAIC. Entonces, ¿cómo comprarlos? Bueno, no hay muchas posibilidades. La primera es ir a EEUU pero ¿quién le va a aceptar allá pesos argentinos? Puede escribirle a Obama para que le salga de garante pero no creo que le dé bola, o puede seguir a algún perro porque ellos siempre encuentran un arbolito. El Gobierno no quiere un corrimiento hacia el dólar. Todos los dólares son del Gobierno, qué embromar. Ahora, macho, ¿esto no es una restricción a los derechos de las personas? o, en todo caso, ¿no es una invasión a la propiedad privada? Y además puede ser contradictorio, porque la experiencia nos dice que cuando uno le prohíbe algo a alguien incentiva el deseo de ese alguien a lograr lo que está prohibido. Debería haber psicólogos en el Gobierno que le indicaran cómo va a ser la conducta de aquellos a los que afecta una medida. Hay un western famoso que se llama Por unos dólares más. Esperemos no terminar a los tiros.