Un joven de 17 años fue ejecutado con una escopeta ayer pasada la medianoche mientras estaba con unos amigos en el interior del barrio 4 de Julio, de Godoy Cruz. La víctima recibió  20 perdigonazos en diferentes partes del cuerpo y, según su progenitora, había tenido problemas con los homicidas días atrás. Los agresores fueron identificados pero, hasta anoche,  seguían en clandestinidad. El Ardilla, uno de los señalados, también deslizó la idea de atacar a otro joven cercano a la familia de la víctima asesinada por una bronca que tienen desde hace tiempo, y, por esa, razón los policías quieren detenerlo antes de que cometa otro homicidio, manifestaron las fuentes.

Juan Matías Correa, alias el Patito, tenía 17 años y vivía en la manzana D del barrio del oeste godoicruceño. Estaba en pareja, tenía un hijo de nueve meses y quería terminar el  secundario, tal como explicó ayer su madre. La mujer contó que sabía que a su hijo “andaban buscándolo”.

El hecho de sangre se registró a las 0.20 cuando en calle Cuba y Surinam se escucharon varias detonaciones de arma de fuego. Los vecinos, asustados, llamaron de inmediato al 911  para alertar sobre los disparos. Minutos después volvieron a llamar a la Policía porque había una persona malherida y posiblemente sin signos vitales.

En el momento en que llegaron los efectivos de la Comisaría 50ª, los habitantes del barrio les dijeron que la víctima ya había sido trasladada en un VW Pointer hasta el Hospital Lencinas.  Los médicos constataron que ingresó cadáver. Correa tenía 20 marcas de perdigones producto de cuatro disparos –Policía Científica levantó esa cantidad de cartuchos de proyectiles  múltiples– que le propinaron con una potente escopeta. Tenía lesiones en la espalda, en la tetilla y la mano izquierdas y, producto de los disparos, sufrió también la fractura del antebrazo izquierdo.

Desde ese momento, los pesquisas comenzaron a seguir varias líneas investigativas de acuerdo con las declaraciones que aportaron algunos testigos. Los uniformados señalaron que el  Patito, quien fue ejecutado frente a dos amigos, tenía problemas anteriores con su agresor.

El atacante, horas después del homicidio, fue señalado por los testigos y confirmaron que se trataba del Ardilla o el Colita, un joven de 18 años que hacía poco tiempo había salido en  libertad después de un período preso. Pero, este muchacho no actuó solo. Junto con él, indicaron que estaba un tal Jojijo o Gatito, un menor de edad.

Según pudieron rearmar los pesquisas, estos dos jóvenes interceptaron a Correa en la vía pública y fue el Ardilla quien le disparó a corta distancia con una escopeta calibre 12. Según  explicaron los sabuesos, la víctima tuvo problemas anteriores con el agresor, quien “se la tenía jurada”, dijeron. “Se criaron juntos de chiquitos en el barrio Susso, pero el Patito le hizo  una maldad. Parece que lo hacían cagar cuando eran más chicos”, comentaron.

Sin embargo, ahora, ese no es el principal problema. Es que los detectives se enteraron de que el Ardilla quiere volver a atacar y, esta vez, a otro muchacho de la misma barriada, por lo  que quieren detenerlo para que eso no suceda.

En cuanto al joven asesinado, el 13 de enero fue detenido en el barrio 4 de Julio y le secuestraron un revólver calibre 32. Era buscado porque días antes de su detención atacó, con otros  muchachos, a un hombre en una casa de esa barriada. Los jóvenes golpearon salvajemente al individuo y luego escaparon. Quizás, fue ese uno de los motivos de su crimen.