Más allá de que algunas declaraciones del presidente Mauricio Macri parecen tener un desfase temporal, porque lleva más de diez meses de gobierno, es sorprendente cómo la oposición –que hasta el último día de la gestión de Cristina Fernández ninguneó y escondió los datos de pobreza en el país– ahora levante el dedo acusador.

Por más desatinadas que puedan parecer para algún sector de la población las medidas económicas del Gobierno, está claro que 32,2 por ciento de pobres en Argentina no es el resultado de estos pocos meses. Al contrario, es la consecuencia de una política que basaba su fundamento doctrinario en discursos populistas pero aplicaba hacia adentro medidas liberales basadas en el capitalismo de amigos.
Las mediciones oficiales no existían y se camuflaba la falta de información con la excusa absurda de no estigmatizar a los pobres, a pesar de que no había manera de disimular la crisis social y económica.
Y, esa pobreza, de la que nadie quiso hablar durante años, de pronto parece golpearlos.