El paso adelante –aunque lento– que comienza a verse en las calles de Guaymallén, luego de un fuerte desmanejo de fondos que debían ir a obras públicas o programas especiales, así como el desenfreno de recursos para los trabajadores militantes de la Anses en plena campaña electoral, deben servir para entender que la política necesita de más orden, control, cambio y justicia, sobre todo, para –de una vez por todas– dar el ejemplo y buscar un giro contra la impunidad y los negociados de espaldas a la gente.

De ahí la necesidad de ajustar, reordenar y redistribuir con compromiso y transparencia cada uno de los recursos, mientras la Justicia se encarga de hacer su tarea y caer con toda la ley sobre los responsables de malversar el dinero de todos. Así, tanto las gestiones anteriores, las actuales como las venideras deberán entender que estarán cada vez más expuestas y que delinquir tendrá consecuencias severas.