El Gobierno de Mendoza salió a denunciar abiertamente este domingo que uno de los ejemplares de hipopótamos que reside en el Zoológico fue atacado a balazos. Así lo anunció en su sitio de prensa y bajo esa consigna realizó una presentación en la Fiscalía de Delitos Complejos, que encontró de turno a Claudia Ríos.

La acusación no tiene un destinatario director, pero deja en claro que se trató de un atentado. Lo mismo ocurre con los cortes en el lomo que presentaba el animal, los cuales, según manifestaron desde Ambiente, fueron hechos con un elemento cortopunzante. Básicamente, que lo tajearon.

El conflicto que enfrenta al Gobierno, a través de la Dirección del Zoo, con los empleados de ATE (con el cuerpo de veterinarios como máximos exponentes) tuvo así su capítulo más álgido; aún más que los cruces de los últimos días por las muertes de animales.

En el ambiente de los médicos veterinarios entienden que la situación ha atravesado todos los límites. “De un lado o del otro van a tener que aflojar”, aseguran, siempre bajo un estricto off the record porque, en una cuestión así juega el espíritu de cuerpo. 

Entre los profesionales de la salud animal, nadie se va a animar a levantar el dedo acusador. Además, tampoco quieren quedar pegados en una interna entre veterinarios, donde una de las apuntadas es Jennifer Ibarra, la ambientalista que siempre mantuvo una postura crítica hacia el Zoo y a la que ahora ven como aliada del Gobierno.

Precisamente, en medio de la polémica por las heridas del hipopótamo, Ibarra usó la red social Twitter para disparar una acusación contra los empleados del paseo ubicado en el Cerro de la Gloria.

Con sutileza, sugirió que alguien se había robado el cuerpo de la pantera que murió la semana pasada para usufructuar con su piel.

Ibarra se valió de datos internos del Zoo para hacer su propia hipótesis y sembrar dudas. 

La realidad indica que los veterinarios del Zoo informaron que el cuerpo había sido enterrado en una de las tres fosas que hay dentro del recinto. Desde la dirección que comanda Mariana Caram solicitaron saber específicamente dónde y esperan una respuesta. De ahí en más, por ahora, son todas elucubraciones.

Sabián que el cuerpo de la última pantera que falleció en el zoo no aparece?? Quién se lo llevó? Su piel es hermosa…ummm

— Jennifer Ibarra (@JenniferAIbarra) 25 de mayo de 2016

En medio del conflicto, será clave la participación de un perito veterinario que pertenece a la Policía Federal y que conforma la Unidad Fiscal de Investigaciones en Materia Ambiental. A eso se sumarán las medidas que ordenará la fiscal Claudia Ríos para determinar qué pasó realmente con la hipopótamo.

Sin decirlo abiertamente, algunos veterinarios creen que el Gobierno se apresuró al instalar la frase “herida de bala”. Entienden que, por las apariencias, podría ser una miasis o lo que comunmente se conoce como “bichera”.

Se trata de una enfermedad causada por larvas de mosca que afecta los tejidos. Esos gusanos atacan por dentro, pero la herida inicial suele presentar características similares a las que, por ejemplo, dejaría un balazo: un agujero de entrada casi perfecto.

 

“En la foto se ve un solo agujero, pero tenía varios”, explicaron en la Secretaría de Ambiente.

Tampoco se descarta la posibilidad de que haya sido atacado y que luego las heridas se hayan infectado por las moscas.

En el caso de los cortes del hipo, los veterinarios del Zoo afirmaron que habían informado a Caram de esa situación; que se había generado por la humedad en los pliegues y por las malas condiciones del recinto. Para el gobierno, fueron hechas intencionalmente.

Las pericias determinarán si el animal fue atacado con un arma de fuego o si fue simplemente una afección en la piel. La primera hipótesis indicaría que el conflicto llegó a una escala en la cual el manejo es a través de códigos mafiosos. La segunda, dejaría expuestos a los veterinarios que están asesorando al Gobierno, o que tienen un interés particular en esta crisis y llevaron a los funcionarios a hacer una denuncia que puede rozar el papelón.