Metales, perlas, strass, lanas, plumas y tachas son algunos de los complementos que forman partes de las piezas de María Rosa Characán (30) y Gabriela Morán (38). Estas mendocinas llevan varios años diseñando bijouterie y han logrado destacarse por sus creaciones en ferias de diseños locales y hasta han sido convocadas por diseñadores de indumentarias para que participen en desfiles.
Characán estudiaba abogacía, cursó hasta tercer año en la UNCuyo pero un día se dio cuenta que vocación iba por otro lado. Morán –cuya marca propia es Irina Irusta- es contadora y hace más de diez años decidió que aparte de su profesión iba a emprender un micro emprendimiento aprovechando su pasión por las manualidades.
Los precios de los productos de ambas son económicos e inclusive realizan trabajos por encargo que pueden ser abonados en cuotas. “La mayoría de mis clientas son novias, madrinas y quinceañeras. Me suelo reunir con ellas a charlar sobre lo que quieren y les ofrezco un asesoramiento. Mis precios son accesibles y hasta pueden pagarme en cuotas”, dijo Characán, quien desde el 2009 se aboca exclusivamente a realizar accesorios.
“Estudié un tiempo diseño de indumentaria, pero sentía que nunca iba a llegar a realizar una colección. Un día pasé por la puerta de una casa de venta de insumos para accesorios y compré algunos productos. Así comencé”, recordó María Rosa.
El inicio de la marca Irina Irusta fue muy específico. Gabriela la creó para vender los tejidos que realizaba. “Hacía reuniones de temporadas en las que ofrecía los tejidos y algo de bijouterie. Hasta que dejé el tejido. Hoy el diseño de accesorios es un escape importante para mí. Cuando vuelvo estresada o saturada, siento la necesidad imperiosa de armar un collar”, expresó Morán.
Ambas mujeres son autodidactas y en cada una de sus piezas predomina la moda, el color y su toque distintivo. Las dos aseguraron que se sienten diseñadoras más allá de las críticas que vienen del sector de la joyería ya que armar una pulsera, un collar o unos aros no es tan fácil como se cree.
“Antes de armar una pieza evaluó la composición y el diseño de la misma. Analizo cuáles son los materiales acordes para la ocasión en los que serán lucidos. Así tengo una línea para novias y la urbana”, contó Characán, quien también da clases de armado de accesorios en la tienda Crisa.
“Esta labor la vivo como algo placentero, no como una obligación. También es cierto que lo tomo de otra manera porque tengo otro trabajo en el cual percibo un sueldo, aunque las ventas me están dejando ganancia y en algunas ferias de diseño he logrado vender más de lo que imaginaba o esperaba”, comentó Gabriela.
Ambas creativas están muy contentas con los resultados logrados y esperan seguir creciendo y poder establecerse en el mundo de la moda. Actualmente venden sus productos en ferias de diseño, algunos locales céntricos y a través de sus cuentas en Facebook.
