En la última década las ONG ganaron visibilidad y fueron ampliando sus funciones, ellas son quienes se encargan de sensibilizar a la opinión pública sobre los problemas de desarrollo en el mundo. Por la amplitud de su accionar, muchas veces cuesta definirlas, pues pueden involucrarse en temáticas diversas, que van desde la ayuda humanitaria en urgencias hasta aquellas que se ocupan del medio ambiente. Lo cierto, es que sin importar el tema, ellas tienen siempre un equipo de trabajo (voluntario o profesional).

Un punto esencial es el financiamiento, que puede venir de diversos lugares, como aportes privados, del Estado, organismos internacionales, empresas, otras ONG y más. Este es un ítem que trae muchas dificultades. Uno de los objetivos es tratar de que quienes apoyan la causa puedan “vivirla” para que la hagan suya y sientan la importancia de que nos acompañen en el viaje de la solidaridad. Toda ayuda es valiosa, pero el compromiso es un bien inestimable, un largo camino que se construye lentamente.

En este sentido la confianza es prioritaria. Las empresas que dan aportes deben saber qué uso se le da a los fondos invertidos. Para eso es preciso tener un registro contable ordenado y claro.  

Actualmente, las mayores dificultades que enfrentamos las ONG son:

1) No se generan aportes económicos.

2) Existe desconfianza respecto al uso de los fondos

3) La mayoría opta por participar en programas de voluntariado pero:
–       Muchas veces los cupos están cubiertos
–       Hay falta de compromiso (la participación no se sostiene en el tiempo)
–       Falta de coordinación (los voluntarios corporativos vienen sin saber qué tienen que hacer).

Una dificultad muy frecuente es que algunos consideran que el dinero debe ser usado para la compra de objetos, sin considerar que hay gastos operativos cotidianos. Hay que dejar en claro que éstos gastos no son una mala palabra. Quizá con la plata no se compró algo, pero la gestión posibilitó que se consigan nuevas inversiones.

Los gastos de una ONG son múltiples, desde el reparto de información, actividades recreativas, becas, asesoramiento legal y más.

En el país

Se sabe que los argentinos somos solidarios. Quizá por eso no sorprende que en el país hay más de 17.000 ONG reconocidas según CENOC (Centro Nacional de Organizaciones de la Comunidad, dependiente del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales) y más de 400.000 personas trabajando en ellas.

Con la ayuda de los medios de comunicación, por ejemplo, cada vez hay más conciencia sobre la importancia de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) y el rol de las empresas. En este sentido, las firmas y las entidades están entendiendo que la RSE es más que hacer una donación, sino que implica crear políticas a largo plazo.  La sustentabilidad es un paradigma de gestión que está empezando a formar parte de la estrategia y la planificación de muchas empresas. Por eso, muchas compañías crean alianzas con ONG para ser compañeros y apoyar la gestión. Así, con el compromiso de ambos sectores, el proyecto se vuelve confiable, se mantiene en el tiempo y multiplica su rango de llegada a la población que la necesita. 

* Por Edith Grynszpancholc, creadora Fundación Natalí Dafne Flexer, (www.fundacionflexer.org).