Las aguas termales de distintas partes del mundo son visitadas a diario por personas en búsqueda de mayor bienestar. El agua a alta temperatura, sus componentes minerales, y las propiedades terapéuticas que provee la hacen un destino ideal para aquellos que buscan combinar turismo más el cuidado de la salud.

Sin embargo, no todas las fuentes termales son idénticas. Las aguas sulfurosas que se encuentran en el Parque Nacional de Yellowstone de Estados Unidos, las cuales son evidencia de la actividad volcánica continua, posee una altísima temperatura y están acompañadas por una gran cantidad de ácidos letales. Hay zonas en las que se permite el acceso del público pero aquellas que son más peligrosas tienen vedado el ingreso.

El turista Colin Nathaniel Scott, de Oregon, hizo caso omiso a estas advertencias. El joven de 23 años, de visita en el famoso parque, pidió a su hermana que le tomara una fotografía mientras se acercaba a una de las piscinas termales. Se acercó al borde de una de las grandes áreas con agua sulfurosa, pero súbitamente resbaló y cayó.

Minutos después, los rescatistas visibilizaron lo que parecía ser su cuerpo dentro de la piscina, pero no pudieron retirarlo ese día debido a una tormenta eléctrica, de acuerdo a un informe pericial difundido por la Justicia norteamericana la semana pasada.

¿Qué encontraron al día siguiente?

Nada. El cuerpo de Colin fue disuelto por las ácidas aguas en ebullición, según el preciso reporte de las autoridades. Una de las pocas evidencias recuperadas fueron “unas sandalias” de la víctima.

De acuerdo al historiador del parque, Lee Whittlesey, 22 personas, incluidos siete niños, han muerto desde 1870 en las aguas termales del parque, donde las temperaturas alcanzan hasta los 121 grados Celsius. El más reciente hecho mortal ocurrió en 2000, cuando una empleada del parque de 20 años de edad se zambulló en las aguas termales que ella confundió con un arroyo.

Fuente: TN