La sensual Miku Hatsune recorrió los galpones de la Nave Cultural en la novena edición del Mendotaku. La reina del pop japonés, un holograma 3D que conmueve con su voz sintetizada a miles de fanáticos alrededor del mundo. Uno más de los increíbles personajes que cobraron vida durante dos días y  que componen el bestiario de los animé y mangas japones.

También, se pudo ver a Ichigo, el adolescente protagonista de Bleach, que vive en un distrito de Tokio llamado Ciudad de Karakura y que junto a su hermana tiene la capacidad de ver fantasmas. Lady María, Sakurita, Luka Megurine y diversos miembros del grupo Undertaker, encarnados por fervientes otakus, admiradores de la cultura nipona.

Este particular estilo de animación se caracteriza por graficar personajes con grandes ojos, finas narices y bocas, llamativas cabelleras y cuerpo de siluetas ideales y sensuales. El animé y el manga componen las nuevas mitologías y revela la paradoja del Japón actual. Una sociedad de creencias milenarias con una base consumista en la que imperan las tecnologías. Así, se encuentran monjes budistas luchando en el espacio contra robots, demonios como figuras antiquísimas de la mitología japonesa y batallas de dioses contra los hombres. En el medio de la trama, adolescentes confundidos, solitarios, sin padres, ni autoestima.

No es sorprendente, entonces, que cientos de jóvenes encuentren en esta fantasía un escape, una empatía existencial y una forma de expresión, que cada año suma mayor número de adeptos y los reúne en esta convención ideada por un grupo de chicos denominados Akai Chou (Mariposa Carmesí).


En esta novena edición, como cada año, se realizaron talleres de origami, de furoshiki (técnica de envoltorio con tela), exhibición de artes marciales, cine debate, torneo de video juegos, competencia de cosplay individual y grupal en la cual se calificó el mejor traje, parecido con el animé y performance y bandas en vivo.